El Senado de la Nación no reanudará la sesión que había pasado a un cuarto intermedio tras el escándalo protagonizado por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y la senadora peronista Cristina López. La decisión de no continuar con el informe fue confirmada este miércoles mediante un decreto firmado por Victoria Villarruel, presidente de la Cámara Alta y actual vicepresidente de la Nación.
De este modo, el informe de gestión que debía brindar Francos, correspondiente al artículo 101 de la Constitución Nacional, quedó inconcluso. La excusa formal del funcionario fue la existencia de «compromisos previos», aunque en los hechos su decisión responde al fuerte cruce con la senadora kirchnerista, que lo acusó públicamente de «mentiroso» y se negó a ofrecer disculpas.
Francos ya había anticipado su negativa a regresar al Congreso
El ministro coordinador había adelantado días atrás que no tenía intenciones de volver al Senado mientras no mediara una retractación por parte de López. Sin embargo, la legisladora redobló la ofensiva: este miércoles, no solo ratificó sus críticas, sino que fue más allá al llamarlo «rata» y exigir su renuncia.
«El jueves pasado salió corriendo del recinto como ‘rata’, como nos llama su presidente. Y ahora pega el faltazo al Senado con la excusa de ‘compromisos contraídos con anterioridad’», disparó la senadora por Tierra del Fuego, elevando el nivel de confrontación con el oficialismo.
Preocupación en el Gobierno por posibles sanciones
En el entorno libertario no pasó desapercibido el riesgo político que implica la ausencia de Francos en el recinto. Si bien formalizó su decisión mediante una nota enviada a Villarruel, en la que remarcó que «quedó a disposición» para una futura fecha consensuada, la oposición ya evalúa sanciones.
Desde el bloque de Unión por la Patria, que preside José Mayans, se convocó a una reunión este mismo miércoles por la tarde. Aunque no adelantaron ninguna medida concreta, en el oficialismo temen que los peronistas busquen interpelar al jefe de Gabinete o incluso avanzar con una moción de censura.
El antecedente podría jugarle en contra a Francos
De prosperar una moción de censura con mayoría absoluta, el Congreso estaría habilitado para exigir su remoción. Francos solo asistió cuatro veces al Congreso desde que asumió el cargo en junio del año pasado, y en dos oportunidades abandonó el recinto antes de concluir su exposición: una por los incidentes con jubilados en una marcha, y otra por el enfrentamiento con López la semana pasada.
El artículo 101 de la Constitución establece que el jefe de Gabinete debe concurrir una vez por mes, alternando las cámaras, para rendir cuentas de la gestión. La oposición sostiene que el retiro del jueves pasado no cumple con esa obligación, y por eso buscan dejar sentado un antecedente institucional.
El oficialismo apunta contra el kirchnerismo por la escalada de agresiones
En el Gobierno de Javier Milei consideran que el episodio fue un montaje del kirchnerismo para montar una provocación mediática. «Francos fue a rendir cuentas y lo recibieron con insultos y agravios personales. No es un espacio de debate, es una trampa política», deslizaron desde Casa Rosada.
La tensión se da en un contexto político atravesado por la reciente ratificación de la condena a Cristina Kirchner por parte de la Corte Suprema, lo que recalentó los ánimos dentro del bloque peronista. La embestida contra Francos fue leída como una reacción a esa derrota judicial, más que una verdadera disputa parlamentaria.
Villarruel mantuvo la neutralidad y acordó la suspensión con Francos
Por su parte, Victoria Villarruel optó por no intervenir directamente en la controversia, aunque facilitó la decisión institucional de suspender la sesión hasta nuevo aviso. La nota de Francos a la vicepresidenta también buscó descomprimir: «Entiendo que he dado cumplimiento a la manda constitucional», aseguró, dejando abierta la posibilidad de retomar su exposición en el futuro si las condiciones lo permiten.
Hasta el momento, no hay fecha confirmada para una nueva comparecencia del jefe de Gabinete, ni señales de que el clima en el Senado vaya a mejorar en lo inmediato.