Siempre sincero, directo y sin tapujos. Así es como se muestra en cada oportunidad uno de los periodistas y conductores más importantes y queridos de los medios de comunicación de nuestro país, como es el caso de Sergio Lapegüe, quien actualmente se luce en América TV.
Fue delante de cada uno de sus seguidores que el presentador de Lape Club Social abrió su corazón y contó lo que están viviendo junto a su esposa Bochi a raíz del famoso «nido vacío». «Qué difícil es criar a los hijos, ¿no? Y más aún cuando llega el momento en que se van, cuando empiezan a hacer su propio camino y uno se queda con el nido vacío», aseveró.
«Recuerdo cuando se fue mi hija Mica. Miré a mi mujer y le dije: ‘Y ahora… ahora sí que es el nido vacío. Quedamos los dos, abrazados, solos’. Y Bochi me respondió con una ternura que me marcó: ‘Por lo menos tenemos nido, ¿no?’. Y sí, por lo menos tenemos una casa, una familia que supimos formar. Ese hogar que es parte de lo que somos. Y nuestros hijos, que empiezan a volar. A uno le queda acompañarlos desde otro lugar. Ayudarlos a que lleven un buen equipaje», manifestó.
«Porque ya vuelan solos, pero uno puede colaborar con lo que les deja en la mochila: humildad, solidaridad, disciplina, honestidad, gratitud, generosidad. Todos deseamos que nuestros hijos sean felices. Es natural. Pero también tenemos que aprender a ser felices por ellos, desde afuera, sin intervenir. Porque tienen su propio camino, y a veces, soltar duele. A veces, cortar ese cordón umbilical cuesta. Ni ellos pueden vivir descansando en los logros de sus padres, ni nosotros podemos seguir su travesía. Los logros de los padres son de los padres. Los hijos tienen que ir construyendo los suyos, paso a paso», expresó Sergio Lapegüe.
«Es como un barco: los hijos deben hacerse a la mar. Zarpar desde el puerto donde quedamos nosotros, sus padres, y salir en busca de sus propias conquistas, sus propias aventuras. Uno solo espera haberlos preparado bien. Pero claro que da miedo. ¿Dónde están? ¿Qué hacen? ¿A qué hora vuelven? ¿Salieron? ¿Llegaron? No es fácil ser padre. No hay manual. Uno aprende todos los días a ser un poco mejor. Tarde o temprano, los hijos van a ser autónomos. Y tienen que aprender a timonear ese barco, a buscar el buen viento, a encontrar su propio puerto», apuntó.
«Porque criar no es dirigir una vida. Criar es preparar una vida para que pueda navegar sola, en aguas profundas. Es dar raíces fuertes y alas libres. Enseñarles a valerse por sí mismos, aunque eso implique soltar. Soltar: ese acto tan puro de amor. Ese acto que más duele, el que más cuesta. Acompañar sin controlar. Estar, sin atar. Eso también es educar», sentenció.
