En el final del mercado de pases, Rodrigo Aliendro dejó de ser jugador de River, luego de una etapa marcada por entrega, compromiso y una silenciosa regularidad. Si bien su contrato finalizaba en diciembre, una cláusula de renovación automática condicionada a la cantidad de partidos aceleró su salida. La decisión fue consensuada tras una conversación directa con Marcelo Gallardo, quien hoy volvió a ocupar el banco de suplentes del club de Núñez.
Aquel jugador que alguna vez fue inamovible en la era Gallardo ya no tenía lugar asegurado en la rotación actual. Luego del duro golpe que significó el Mundial de Clubes, el cuerpo técnico decidió tener una charla individual con cada futbolista para comunicar el panorama de cara al segundo semestre. En ese sinceramiento, Aliendro supo que no sería prioritario, por lo que prefirió buscar nuevos desafíos.
Una carta cargada de gratitud
“Llega el momento de cerrar una etapa muy importante en mi vida, y no es fácil poner en palabras todo lo que significó River para mí”, comenzó diciendo el mediocampista en una carta publicada en redes sociales. Con frases sentidas, agradeció el tiempo vivido en la institución, valorando tanto su crecimiento profesional como personal.
“Esta gran institución fue una casa, un espacio donde continué creciendo no solo como jugador, sino como persona. Siempre lo hice con pasión, con compromiso, dando lo mejor de mí en cada entrenamiento y en cada partido. A veces salió bien, otras no tanto, pero con la tranquilidad de que siempre entregué todo”, expresó en uno de los pasajes más profundos de su despedida.
Rumbo a Vélez con otros ex River
Tras rescindir su vínculo con el club de Núñez, Aliendro firmó por dos años con Vélez, donde continuará su carrera en el fútbol argentino. En su nuevo destino se reencontrará con varios ex compañeros: Tomás Martínez, Elías Gómez y Emanuel Mammana, quienes también supieron vestir la banda roja en el pasado reciente. En Liniers lo esperan con los brazos abiertos.
“Gracias, River, por abrirme las puertas y acompañarme en este camino. Me llevo los colores en el alma y el corazón lleno. Los quiero mucho y los voy a extrañar. Hasta siempre”, concluyó su mensaje con un tono nostálgico pero lleno de amor por el club que lo acogió.
Aliendro se despide sin escándalos, sin reproches ni conflictos. Fue parte de un ciclo cargado de exigencia y competitividad, donde no todos resisten el paso del tiempo. Su caso demuestra que a veces, el adiós no es más que otra forma de agradecer.
Una salida silenciosa, pero con huella
No todos los jugadores que dejan un club grande logran despedirse con respeto mutuo y un vínculo emocional intacto. Rodrigo Aliendro lo hizo. Su bajo perfil, su entrega constante y su amor por la camiseta marcaron una etapa que ahora continuará desde otro rincón de Buenos Aires.