La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, mantuvo este viernes una reunión clave con Heidi Gómez Rápalo, Encargada de Negocios de la Embajada de Estados Unidos en Argentina, como parte de un reforzamiento del vínculo bilateral en materia de seguridad, lucha contra el crimen organizado y cooperación regional.
La reunión se llevó a cabo en la antesala de la llegada de Kristi Noem, secretaria del Homeland Security estadounidense, conocida por su cercanía con Donald Trump y su firme posición en temas como el control migratorio y las políticas fronterizas. Su visita a Buenos Aires está programada para este domingo y contempla un encuentro con el presidente Javier Milei y la propia Bullrich.
Durante el encuentro, la diplomática norteamericana destacó el liderazgo argentino en la región frente a los desafíos del narcotráfico y otras redes delictivas transnacionales. “Queremos profundizar nuestra cooperación en estas áreas para avanzar la seguridad y la prosperidad”, expresó Gómez Rápalo, en un gesto de respaldo al enfoque del Gobierno libertario en materia de seguridad.
Con este encuentro, Bullrich se convirtió en la tercera ministra del Gabinete de Milei en mantener contacto con Gómez Rápalo, quien ya se había reunido anteriormente con el canciller Gerardo Werthein y el ministro de Economía, Luis Caputo.
La agenda de seguridad bilateral se viene acelerando en las últimas semanas, en línea con el nuevo esquema de cooperación que promueve Washington en América Latina. Desde el Gobierno argentino, ven esta relación como un respaldo internacional a sus políticas de control interno y lucha contra el crimen organizado.
En ese marco, informó NA, la llegada de Kristi Noem será seguida de cerca por la comunidad diplomática. Su visita no sólo implica una reunión con los máximos responsables del Ejecutivo nacional, sino también el intercambio de experiencias en materia de inteligencia criminal, tráfico de personas y defensa de fronteras, áreas que Bullrich busca potenciar.
El viaje de Noem podría marcar el inicio de una nueva etapa de coordinación estratégica entre Buenos Aires y Washington, en sintonía con la afinidad ideológica entre Milei y Trump, pero sobre todo, como señal de una alianza técnica y operativa frente a desafíos regionales compartidos.
