La foto del nuevo frente de gobernadores no fue el final de una jugada política: fue apenas el primer paso de una estrategia con un objetivo más ambicioso. A medida que se acerca octubre, los mandatarios provinciales que anunciaron su armado electoral ya definieron su prioridad: conquistar bancas en el Congreso para equilibrar el poder del Gobierno nacional y forzar negociaciones en cada ley clave.
La movida fue encabezada por seis mandatarios no peronistas —Martín Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Ignacio Torres (Chubut), Carlos Sadir (Jujuy), Claudio Vidal (Santa Cruz) y Gustavo Valdés (Corrientes)—, pero se sumaron también gobernadores del PJ que hasta hace poco acompañaban a Javier Milei: Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Raúl Jalil (Catamarca). El mensaje común es claro: quieren construir poder propio, sin depender del oficialismo ni del kirchnerismo.
Congreso fragmentado, pero con peso territorial
Los mandatarios apuntan a obtener entre 15 y 20 diputados en octubre, lo que podría volverlos una fuerza bisagra entre el oficialismo y la oposición tradicional. “Representarán el interior, el campo y la producción”, aseguran desde una de las provincias que integran el espacio. Ese bloque no solo buscará defender sus intereses económicos, sino también plantarse frente a un gobierno que hasta ahora evitó negociar con los gobernadores y avanzó por decreto o con acuerdos circunstanciales.
Uno de los dirigentes del armado fue tajante: “Nos quitaron recursos, nos vetan leyes y encima cancherean. Era lógico que termináramos jugando fuerte”. La referencia apunta a la eliminación de transferencias discrecionales, al ajuste en obra pública y al veto presidencial a proyectos con media sanción, como la compensación por el Impuesto a las Ganancias. En ese contexto, el Congreso se volvió el campo de batalla clave.
Del ajuste a la construcción de poder
Aunque Milei logró ordenar las cuentas del Estado nacional con un ajuste drástico, las provincias comenzaron a recuperar márgenes. Un informe de la Fundación Mediterránea reveló que entre enero y mayo, 17 gobernaciones aumentaron su gasto público en un 21% promedio, revirtiendo el ajuste inicial. Además, los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) subieron 126% en lo que va del año, aunque venían de una caída del 91% en 2023.
Ese leve desahogo fiscal les permitió relanzar obras, aumentos y anuncios, que sirven de plataforma electoral para consolidar a sus propios candidatos al Congreso. Tal como lo hizo Llaryora en Córdoba al aumentar un 84% las jubilaciones mínimas, o Pullaro en Santa Fe al relanzar entregas de viviendas y defender la obra pública como “fuente de desarrollo y empleo”.
Distancia del Gobierno, pero también del kirchnerismo
Si bien en sus críticas apuntan al Gobierno nacional, los gobernadores también se diferencian del peronismo tradicional. Llaryora, Pullaro y Torres vienen de espacios que integraban Juntos por el Cambio, pero evitan el sello nacional para construir una identidad provincial más autónoma. Algunos incluso miran con simpatía a Mauricio Macri, como Gisela Scaglia, vicegobernadora de Santa Fe. “Me gustaría que sea una voz de estos gobernadores”, deslizó, aunque el expresidente parece más enfocado en cerrar con Milei en el AMBA.
Del otro lado, gobernadores como Frigerio (Entre Ríos), Cornejo (Mendoza) y Zdero (Chaco) ya se alinearon con La Libertad Avanza. Y Jorge Macri todavía no definió su estrategia: mientras tanto, Milei sigue ampliando su influencia entre dirigentes del PRO, aunque cada vez con mayor fragmentación.
El Congreso como muro de contención
La jugada de los gobernadores tiene una lógica política indiscutible: sin control del Ejecutivo ni afinidad con las cúpulas partidarias nacionales, el Congreso es el único lugar donde pueden hacer pesar su fuerza territorial. Por eso buscan garantizarse legisladores propios y evitar depender de intermediarios. La consigna es una sola: si el Presidente quiere avanzar, deberá sentarse a negociar.
La apuesta no está exenta de riesgos. Aún faltan tres meses para las elecciones y cinco para el recambio legislativo, una eternidad en la política argentina. Pero el frente de gobernadores ya dio su primer paso. Y ahora va por el poder real: las bancas.