En una reciente entrevista con El Trece, Mirtha Legrand fue consultada por el cronista sobre el conflicto mediático que desde hace años enfrenta a Susana Giménez y Graciela Alfano, reavivado recientemente por el llamado tapadogate.
El periodista le preguntó directamente: “¿Qué siente Mirtha al ver peleadas a las grandes figuras como Susana, Alfano por el tapadogate?», a lo que la diva respondió entre risas: “Hace años que están con eso”.
Siempre medida, pero sin eludir la pregunta, Mirtha Legrand dejó en claro que no tiene intención, al menos por el momento, de sentar a Graciela Alfano en una de sus emblemáticas mesas televisivas. Ante la consulta de si la invitaría, respondió con franqueza: “No, por ahora no, porque yo soy muy amiga de Susana y va a hablar en contra de ella, me da pena, me da lástima y no me gusta”.
La conductora, que a lo largo de su carrera ha recibido en sus almuerzos a figuras de todos los ámbitos y con posturas diversas, mostró en esta oportunidad una postura protectora hacia su amiga Susana Giménez. “Yo soy muy leal con mis afectos”, suele decir Mirtha, y este caso no fue la excepción.
El tapadogate, que gira en torno a versiones y anécdotas de la farándula de décadas pasadas, ha generado declaraciones cruzadas y tensiones entre sus protagonistas. Mirtha, consciente de la magnitud mediática que tiene cualquier comentario suyo, optó por mantenerse al margen para no alimentar la polémica.
Con estas declaraciones, Mirtha Legrand reafirma su lugar no solo como figura central de la televisión argentina, sino también como referente de códigos personales y lealtades en un medio donde las disputas suelen trascender lo privado para instalarse en la agenda pública. Su decisión de priorizar la amistad con Susana por encima de un posible momento televisivo con Alfano marca una vez más su estilo: elegante, firme y coherente con sus valores.
