El senador colombiano y candidato presidencial Miguel Uribe Turbay falleció este lunes a los 39 años, como consecuencia de las graves heridas sufridas en un atentado a tiros ocurrido el pasado 7 de junio durante un acto de campaña en Bogotá, Colombia.
Uribe Turbay, hijo de la periodista Diana Turbay —asesinada en 1991 durante un secuestro ordenado por Pablo Escobar— y nieto del expresidente Julio César Turbay Ayala, permanecía internado en la Fundación Santa Fe desde el día del ataque. Su estado se agravó el fin de semana debido a un sangrado intracerebral agudo y un edema cerebral persistente, complicaciones que derivaron en su fallecimiento.
La noticia sacudió el escenario político. El expresidente Álvaro Uribe Vélez, líder del Centro Democrático, expresó: “El mal todo lo destruye, mataron la esperanza”. La esposa del senador, María Claudia Tarazona, escribió un emotivo mensaje en redes sociales: “Siempre serás el amor de mi vida… yo cuidaré a nuestros hijos”.
Uribe Turbay era considerado el favorito de la derecha para las elecciones presidenciales de 2026, y su asesinato revive el recuerdo de los atentados que golpearon a líderes políticos en las décadas de 1980 y 1990.
La vicepresidenta Francia Márquez lamentó el hecho con un llamado a la paz: “La democracia no se construye con balas ni con sangre, se construye con respeto y diálogo”.
En la investigación, las autoridades confirmaron la detención de un menor de 15 años como presunto autor material y de Elder José Arteaga Hernández, alias “El Costeño”, señalado como el cerebro logístico del ataque. Según la policía, la Segunda Marquetalia, disidencia de las FARC liderada por Iván Márquez, estaría detrás de la planificación.
El crimen de Miguel Uribe Turbay no solo enluta a Colombia, sino que también reaviva los temores de una violencia política que muchos creían superada.
