Más de la mitad de los argentinos aseguró que vive en un país democrático, según el segundo informe de Creencias Sociales 2025, elaborado por el Observatorio Pulsar.UBA. El estudio indicó que el 85% de los encuestados prefiere vivir en democracia, el valor más alto registrado en tres años.
La democracia, un valor prioritario
El informe midió la percepción sobre la democracia y su relevancia en la vida cotidiana. En una escala de 1 a 10, la Argentina obtuvo 6,47 puntos al preguntar “qué tan democrática es la Argentina”. Sin embargo, la importancia personal de la democracia alcanzó 9,30 puntos, lo que refleja que los ciudadanos valoran vivir bajo un sistema democrático.
Además, el estudio mostró diferencias según la afinidad política. Los votantes de Javier Milei calificaron al sistema con 7,15 puntos, mientras que los peronistas le dieron 6,03. Esto evidencia distintos grados de confianza en el funcionamiento democrático del país.
Percepciones sobre el poder presidencial
Otro eje del análisis fue qué debería ocurrir si un presidente no cumple con su programa de gobierno. El 36% opinó que debería dejar el cargo antes de completar el mandato. Entre los jóvenes, la exigencia de mayor eficiencia presidencial es aún más marcada.
El relevamiento también abordó derechos ciudadanos: un 84% respalda el derecho a manifestarse y un 74% rechaza suspender libertades “por el bien común”. Además, más de la mitad (53%) prefiere que gobiernen expertos antes que políticos tradicionales, lo que refleja un reclamo por mayor profesionalismo en la gestión pública.
Límites al poder presidencial
Sobre el control institucional, el 63% considera inaceptable que el presidente frene al Congreso, y el 71% que desobedezca fallos judiciales. Sin embargo, entre votantes oficialistas aumenta la tolerancia hacia estas acciones, mostrando diferencias según la identificación política.
Los investigadores concluyeron que, aunque existe una valoración positiva de vivir en un país democrático, persisten tensiones sobre cómo se ejerce el poder presidencial y cuáles son sus límites. La ciudadanía prioriza la democracia, pero exige eficacia y respeto institucional en todos los niveles.