No hay dudas de que Andrea Rincón es uno de los personajes más destacados del mundo del espectáculo, y es que es de los más queridos por el público. Siempre abierta sobre lo que sucede en su vida privada, en una reciente entrevista la actriz abrió su corazón y habló sobre uno de los momentos más difíciles de su vida.
En una reciente entrevista para Nara Ferragut, Andrea Rincón se animó como nunca antes y contó que fue el diagnostico que recibió en el último tiempo que cambió por completo su vida. Frente a los síntomas extremistas que padece, los médicos la ayudaron a encontrar una respuesta que guiará su vida de aquí en adelante.
«Cómo tengo trastorno límite de personalidad, que lo dice la misma palabra, y el psicólogo me dijo que eso lo utilice para el arte. Y me dijo que no hay nada mejor para un actor que tener eso”, reveló Andrea Rincón. «Es bueno dicen para un actor porque mis emociones son más intensas que las de cualquier persona y eso genera una empatía», señaló.
«Me puedo poner en los zapatos de otro”, afirmó Andrea Rincón, que hoy en día se desempeña como conductora en C5N. “Si vos me decís que hay algo que te pasa yo enseguida puedo sentir tu dolor. Entonces, eso sirve mucho para la actuación. Para muchas cosas. Y si hago servicio hace varios años con una fundación que se llama Sipas”, detalló.
La verdad de Andrea Rincón
Recientemente, en conversación con el podcast Dos pendejas de 50, Andrea Rincón reveló que le realizaron un exorcismo. “Vinieron a mi casa y me dijeron que había olor a azufre. Abajo de la cama, acá y allá. Me ponen una mano en la espalda y me dicen ‘Andrea, quedate tranquila’. Mi amiga y el marido se ponen a orar, agarraditos de la mano y yo pensaba ‘qué carajo esto’», comenzó.
«Parecía ciencia ficción. Me pusieron una mano en la espalda y me dicen ‘en el nombre poderoso de Jesús, ¡fuera demonios!’ y yo la miraba a mi amiga como diciéndole ‘¿qué carajo me trajiste?’ De repente, me dicen ‘Andrea, respira’ y ahí se me pegan las manos al cuerpo. Quedo rígida, empiezo a convulsionar y caigo al piso”, relató.
«Mi amiga me dijo que gritaba con una voz que no era mía. Adentro mío yo pensaba en qué era lo que estaba pasando. No sabía si me había muerto, si estaba todavía acá. Veía todo naranja. Tenía los ojos dados vuelta y cosas así. Cuando vuelvo en mí, lo primero que hago es mirar el vaso. ‘Estos me drogaron’, pensé. Ahí la saco una y la saco a la otra hasta que me entrego. Me pongo a llorar, lo veo a mi amiga y mi amigo, los dos estaban llorando agarrados de la mano, cagados hasta las patas, llorando. Las minas me decían que me quede tranquila, que ya era libre. ‘Qué carajo pasó acá’, pensaba. Ahí dejé que me abracen y no podía parar de llorar porque no entendía que era lo que había pasado”, agregó.
