El ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, criticó el manejo monetario, financiero y cambiario del actual Gobierno de Javier Milei. Así, advirtió que las reformas estructurales que necesita la Argentina no se lograrán a base de decretos de necesidad y urgencia sino con “apoyos” que se conseguirán si se estabiliza la actividad.
Cavallo afirmó que es paradójico que el presidente Milei, habiendo hecho su campaña hablando de “dolarización” (que implica el grado máximo de libertad para el movimiento de capitales y apertura financiera), haya permitido que el manejo monetario, financiero y cambiario siguiera valiéndose de los controles e intervenciones casuísticas y discrecionales que durante 21 años (del 2002 al 2023, excepto durante 2016 y 2017) condujeron a la alta inflación y a la desorganización completa de la economía». Añadió, según NA, que «esto es lo que debería cambiar».
El exfuncionario fijó su posición en una publicación en su blog personal, donde enfatiza que «la característica central del sistema monetario que rigió desde el abandono de la convertibilidad en 2002, salvo los dos primeros años del gobierno de Macri, no es que el tipo de cambio haya dejado de ser fijo, sino, algo muy preocupante: que el peso haya dejado de ser una moneda convertible».
Críticas a la política monetaria
Además, Cavallo subraya que «no puede haber moneda convertible si existe un déficit fiscal no financiable con colocación de deuda voluntaria a tasas reales de interés que no superen el ritmo de crecimiento de la economía».
Si bien elogia “el énfasis del gobierno en eliminar de cuajo el déficit fiscal», critica que «el error ha sido haber utilizado la inconvertibilidad de la moneda para conseguir una caída de la tasa de inflación más rápida, aplicando controles de cambio a la vieja usanza y dictando el tipo de cambio oficial sin acumular reservas propias y con manejos muy discrecionales y erráticos de la política monetaria».
Para Cavallo, «la creación de un sistema monetario basado en la convertibilidad del peso es la cuestión más relevante que ahora enfrenta el gobierno para salir, luego de las elecciones, del entuerto en el que está sumida la economía».
Argumenta que, si bien se habla de reformas laboral, impositiva y previsional, «todas estas reformas tomarán tiempo. No se lograrán con decretos de necesidad y urgencia y mucho menos con vetos presidenciales, sino con los apoyos que se consigan si se logra estabilizar la economía de manera convincente y la economía vuelve a crecer». Sin embargo, advierte que «la que no puede demorarse es la reforma monetaria, financiera y cambiaria que asegure convertibilidad del peso».
Sobre la situación económica actual
Respecto a la situación económica actual, Cavallo indica que «el nivel de actividad económica, que se había recuperado a un ritmo del 5 al 6% anual entre abril de 2024 y abril de 2025 gracias al aumento del crédito al sector privado y tasas de interés negativas en términos reales, está estancada desde el mes de marzo». También señala que «a pesar de las extravagantes tasas de interés de mercado y la insistente prédica del gobierno de que el precio del dólar tendría que estar cerca del piso de la banda, la tendencia del tipo de cambio es acercarse al techo de la banda y la expectativa del mercado es que superará al techo a fines de 2025».
El empeoramiento de los últimos meses, según Cavallo, «no puede atribuirse solamente al riesgo “KUKA” ni a las embestidas de la oposición en el Congreso, sino también a imprevisiones e improvisaciones del equipo económico».
Detalla que «la principal imprevisión fue no utilizar el año 2024 para acumular reservas propias a través de un superávit de balanza de pagos y la emisión de pesos para comprar esas reservas como única forma de crear liquidez en pesos».
Además, considera que «las improvisaciones más dañinas ocurrieron desde el reemplazo de las LELIQs por las LEFIS, el pretendido reemplazo de las LEFIS por letras del Tesoro y el uso y abuso de los encajes bancarios para obligar a los bancos a financiar al Tesoro a costa de la contracción drástica del crédito bancario al sector privado y un aumento extravagante de las tasas reales de interés».