La Cancillería argentina atraviesa un nuevo reacomodamiento tras la salida de dos funcionarios identificados con el núcleo más duro del presidente Javier Milei, conocido como “Las Fuerzas del Cielo”. Se trata de Úrsula Basset y Nahuel Sotelo, quienes habían desembarcado con la gestión de Diana Mondino para impulsar una agenda contraria a las políticas de género y a la Agenda 2030.
De acuerdo con lo publicado por la periodista Natasha Niebieskikwiat en Clarín, Basset —quien hasta ahora se desempeñaba como directora de Derechos Humanos— continuará dentro del Estado, pero pasará al Ministerio de Justicia. Sotelo, en tanto, dejará la Secretaría de Culto para regresar a la Legislatura bonaerense y retomar su banca como diputado provincial.
Las dimisiones se producen poco después de la designación de Gerardo Werthein como nuevo canciller, movimiento que, según fuentes diplomáticas, habría reducido sensiblemente el margen de influencia del sector libertario en la conducción de la política exterior.
El cambio refleja una puja interna en torno al rumbo de la política internacional del Gobierno: de un lado, la impronta ideológica libertaria que buscaba introducir cambios profundos en temas sensibles como derechos humanos y cooperación internacional; del otro, un enfoque más pragmático e institucional, representado por la nueva conducción, con el objetivo de recomponer lazos tradicionales y normalizar vínculos con organismos multilaterales.
Según fuentes consultadas, la prioridad en esta etapa será estabilizar relaciones diplomáticas y recuperar canales de diálogo que habían quedado relegados. Mientras tanto, dentro del espacio libertario reconocen que su peso específico en la Cancillería se verá reducido, aunque aseguran que mantienen presencia en otras áreas clave del Ejecutivo.
