La renuncia de Máximo Kirchner al bloque oficialista en diputados fue un síntoma de que hay una parte del Frente de Todos que está disconforme con Alberto Fernández. El problema para el Presidente es que se lo hacen saber públicamente. Naturalmente que este tipos de expresiones debilitan a un Gobierno que ya viene perdiendo popularidad por los problemas de la pandemia y económicos.
La dimisión del hijo de la vicepresidenta fue una de las muchas veces que el Jefe de Estado se vio envuelto en «fuego amigo». Lo mismo sucedió cuando Cristina Kirchner hizo pública una carta que marcaba un fuerte desacuerdo con el Presidente. Obligó al máximo mandatario a modificar el Gabinete de forma inmediata. Allí marcó una prueba de la debilidad que tiene Alberto Fernández ante algunas presiones.
Otra de las referentes, que siempre apoyó a los gobiernos peronistas, es Hebe de Bonafini. La máxima referente de las Abuelas de Plaza de Mayo, llegó al límite con el actual mandatario: «A Alberto Fernández le gusta estar con los ricos y con los gordos», criticó. Al mismo tiempo confirmó que el Presidente se contactó con ella para comentarle la situación del país: «Me llamaba para explicarme cosas, yo le dije que si tiene que llamarme para explicar todo es porque está haciendo todo mal«, sentenció.
El dirigente de Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), Juan Grabois, también hizo una fuerte crítica al Jefe de Estado: “Cuando el pueblo pide sangre, alguna cabeza tiene que rodar ante el enojo de la gente. La política económica del Gobierno es casi neoliberal en algunos aspectos”, explicó uno de los dirigentes más kirchneristas y peronistas de la actualidad.
Una de las opiniones más fuertes y conocidas hacia la Casa Rosada fue la de Fernanda Vallejos. La exdiputada del Frente de Todos atacó con artillería pesada al Presidente: ««No tienen ningún mérito propio para estar ahí, se tiene que allanar a lo que dice Cristina porque por su boca habla el pueblo argentino», había exclamado luego de la derrota en las elecciones legislativas.
La gestión actual se vio muy golpeada por los propios miembros del partido, sean funcionarios o dirigentes. Alberto Fernández ha tenido que maniobrar de forma muy puntillosa para tratar de contentar a todos los exigentes que tiene en su Gobierno. Sin embargo las salidas públicas contra él ya se hicieron. Ahora deberá evitar que su presidencia siga debilitándose por responsabilidad de sus «aliados».
