La oportunidad para agasajar a la pareja con un regalo o una invitación a cenar para el 14 de febrero está cada vez más alejada, debido a los precios de los productos y lo que cuesta planificar una salida. A raíz de la inflación, que definitivamente se encargó de matar un poco el amor, los comerciantes hicieron notar su preocupación por la disminución de las ventas y reservas gastronómicas por San Valentín.
Acorde a un informe del Instituto de Estudios de Consumo Masivo (INDECOM), los precios de productos tradicionales se incrementaron hasta un 150%. Para dar un ejemplo, los precios de los ramos de flores fueron los que más se dispararon, entre ellos, la docena de rosas largas ($1800 a $3000) y el ramo surtido ($1500 a $2000). Los bombones y peluches también corrieron la misma suerte, y hoy no bajan de los $2000.
Sobre el total de los encuestados que realizó el estudio del INDECOM, de los que festejan la fecha (70%), solo el 35,3 % reconoció que celebrará el día de San Valentín bajo los mismos hábitos de siempre, mientras que lo sorprendente es que hay un 64,7% que afirmó que este año va a celebrar prácticamente sin hacer gastos. Con respecto a la edad, se indicó que los que más plata ponen para festejar son los jóvenes de entre 17 y 30 años, mientras que los más grandes eligen pasar San Valentín de forma menos ostentosa.
Si la pareja elige realizar su festejo en un restaurante de categoría, se calculó que una cena promedio para dos personas oscila los $5000, y si lo quieren hacer en familia, el valor se ubica entre $6000 y $8000, dependiendo del reducto gastronómico y de la zona. Por supuesto que hay productos que ni son considerados para regalar, como es el caso de perfumes o joyería de alta gama, los cuales aumentaron hasta un 300% por su precio en dólar.
Tal vez un poco con la excusa de no caer en el consumismo, muchas parejas elegirán pasar el 14 de febrero en sus casas o haciendo alguna actividad fuera de lo rutinario, pero que no implique mayores gastos. Los comerciantes de diferentes rubros todavía deben aguardar los números finales, ya que hay que tener en cuenta la modificación de la conducta del cliente para no gastar más de lo que le permite el bolsillo.
