El desarrollo de la última sesión en Diputados donde se dio media sanción del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) abre múltiples lecturas políticas y plantea dudas sobre el futuro del Frente de Todos, plagado de rupturas internas. Entre las múltiples incógnitas está la capacidad del equipo económico de Alberto Fernández de gestionar las grietas y afrontar las metas que se pactaron con el organismo de crédito. Un desafío que expertos, anticipan, se tornará “complicadísimo”.
De acuerdo al documento oficial elevado por la Casa Rosada, los objetivos se centran en números fiscales, monetarias y de acumulación de reservas netas. En el trayecto de abordaje de estos lineamientos, el FMI hará monitoreo trimestral y, recién cuando se aprueben, el desembolsará los dólares para cubrir la deuda. El cronograma precisa que a finales de marzo se deben revisar los primeros números por lo que en abril llegaría la primera misión, precisó NA.
Según explicó Ricardo Delgado, economista y presidente de Analytica Consultora, los mayores desafíos aparecen en el frente fiscal a raíz de las fuertes subas de los precios internacionales de la energía impulsadas por la guerra en Ucrania. Entre otras, la obligación de congelar la llamada «deuda flotante», un típico mecanismo de la administración pública para pisar el gasto y pasarlo como deuda de un año al otro.
Asimismo, con los actuales precios del gas en el mundo será muy difícil reducir el gasto en subsidios energéticos, uno de los objetivos centrales del programa. La cuestión básica es que las tarifas apuntan a crecer por debajo de la inflación de acuerdo con el esquema de segmentación acordado para los aumentos, un escenario que hoy parece imposible. En consecuencia, mayores costos de generación energética y tarifas que no cubren la inflación impiden el ahorro fiscal.
Puntos positivos del acuerdo
El dato positivo, es que los gastos por Covid-19 en 2021 representaron 1,5% del PIB, algo más de la mitad destinado a vacunas. “Si la pandemia desaparece, allí habría algún margen para recortar”, explicó el economista. Por otro lado, Delgado subraya que “es un acuerdo realista, pensado para evitar una crisis en el corto plazo y en el cual prácticamente la totalidad del escaso financiamiento neto está concentrado en 2022 y 2023”.
Un segundo punto verde en favor del acuerdo que alcanzó el ministro de Economía, Martín Guzmán, es la diferencia con el crédito stand-by de 2018 que cerró el gobierno de Mauricio Macri. En esta oportunidad, resaltó el economista, “no hay disponibilidad de fondos frescos de una magnitud tal que habilite una masiva salida de capitales como ocurrió entonces”. Según explicó, una herramienta para frenar la fuga es el cepo a la moneda extranjera.
Factor inflación
Por último, un punto importante que tornaría posible cumplir las metas es que no está pensado para bajar la inflación. “Para el FMI es una preocupación secundaria. Es más, en los próximos meses los precios pueden incluso acelerarse, por la mayor velocidad exigida para la devaluación del tipo de cambio oficial y los ajustes tarifarios”, enfatizó. En el primer trimestre el aumento inflacionaria se acumularía en torno al 12% o 13%.
En paralelo al plano económico, un factor determinante será el conflicto interno del Gobierno nacional donde presenta importantes grietas que confirmaron la ruptura definitiva entre el albertismo y el kirchnerismo. Este escenario condicionaría al ministro Guzmán que podría apelar a la cintura política y el pragmatismo para buscar medidas en consenso, o hacer su propio camino, rumbo que culminaria de explotar la bomba dentro de Casa Rosada.