No se guardó absolutamente nada y disparó sin filtros ni tapujos. Todo sucedió en «Cristina en el Medio», el programa que lleva adelante Cristina Pérez a través de Radio Rivadavia. Delante de cada uno de los televidentes, se refirió a la inflación que golpea a la población, y apuntó tanto contra Alberto Fernández, como así también, contra Cristina Fernández de Kirchner.
«El uso de la inflación por parte del gobierno, para hacer el trabajo sucio, requiere de un par de elementos imprescindibles: que la gente la perciba casi como un fenómeno autónomo, por el que se le puede echar la culpa idealmente a los empresarios, y que tenga un ritmo que la haga pasar desapercibida, amortiguada por la ilusión de paritarias que la compensen alguna vez. La inflación pasó el límite de lo tolerable. La aceleración de los aumentos que genera miedo, desazón y pánico. El valor de la moneda se destruye ante nuestros ojos. En un solo mes hay tres, cuatro o cinco remarcaciones del mismo producto. Pobres de nosotros. De hecho, cada vez más pobres de nosotros», apuntó.
Indignada, Cristina Pérez fue por más. «Este no es el tema que desvela en forma seria al gobierno. Porque si fueran serios, primero, no hubieran permitido irresponsablemente que los precios lleguen a este nivel; segundo, porque si fueran serios no ostentarían la improvisación y la impericia que despliegan ante los ojos de todos. (…) Más de lo mismo: efectos especiales para que parezca que hacen algo. Lamentablemente, lo único que apaga el fuego es dejar de tirar nafta y empezar mínimamente a tirar agua. Eso, en la economía, es un ordenamiento que requiere ejemplaridad, algo al menos de sensatez, y gastar menos», sostuvo.
Con los tapones de punta
«Pero mientras la gente sufre y se desespera porque no le alcanza la plata, mientras las remarcaciones ya no sólo recuerdan los comienzos de la hiperinflación para los que la vivieron, sino que reavivan miedos que se creían superados sobre la posibilidad de que vuelva a ocurrir, el gobierno está en guerra», apuntó. Fue en ese momento, cuando la periodista arremetió contra el presidente y la vice. «El Alberto moderado sólo fue un producto de marketing, un anzuelo para giles o un atajo para los muy vivos. Lástima que el actor principal se había creído el papel», señaló.
«En las próximas horas, veremos a los militantes del kirchnerismo duro, criticar a su propio presidente, casi tanto o más que a Macri. La Cristina eterna, también es un producto que salió del mercado. Ganar tiempo y aceptar la finitud es más costoso y menos elegante. Si hay que traicionar o romper, se hace. Lo importante no es la unidad, ni la inflación, ni el pueblo. Lo importante es asegurar la próxima candidatura, tener la vaca atada de los próximos fueros, fidelizar a los votantes que garanticen los próximos años en el conchavo del Estado. Total, siempre habrá una explicación, un culpable, y mucha elasticidad discursiva. Lo que no se toca es la caja. Lo que se evita es la cárcel, lo que se ataca es la justicia», comentó.
«Se terminó la farsa. La moderación nunca estuvo en el diccionario de Cristina. Y el rey se quedó desnudo. La realidad es que Cristina lo puso ahí, pero ahora debe decidir si asume contra los designios de ella la letra constitucional. Si el poder es estar en control de las propias decisiones, para Alberto Fernández, es ahora o nunca. Quizás, al primer mandatario, en estas horas definitivas, le ayudaría recordar una de las máximas del General San Martín: ‘Serás lo que debas ser o sino, no serás nada’. Y mejor que se apure, porque lejos del palacio, en la calle, el horno no está para bollos, y el pan sale carísimo», finalizó Cristina Pérez.