El juicio por el crimen de Nora Dalmasso en Córdoba cumplió una nueva semana. La investigación que sigue a Marcelo Macarrón como presunto instigador del femicidio de su esposa, cometido hace más de 15 años en la localidad de Río Cuarto, se convirtió, sacó a la luz una trama política. Es que distintos exfuncionarios, abogados y asesores blanquearon sus diferencias y deslizaron sospechas sobre la vinculación del viudo con el asesinato.
Quiénes se sacaron “los trapitos al sol”
La semana tuvo como principales protagonistas al exsecretario de Seguridad de la provincia de Córdoba Alberto Bertea; y a sus entonces colaboradores, el abogado Rafael Magnasco y el asesor Nicolás Curchod, quienes apuntaron directamente hacia el primer abogado que tuvo Macarrón, Daniel Lacase, enfrentado políticamente a ellos desde hacía varios años antes del crimen de Dalmasso, según consignó Télam.
La decimosegunda audiencia del juicio que se desarrolló el pasado jueves contó con el testimonio de Bertea, quien calificó a Lacase de “manipulador, guapo y matón” y lo acusó de haber “plantado amantes” de Nora y haber “desviado” la investigación del caso con la utilización de sus contactos mediáticos. Con eso, de alguna manera, complicó la situación del viudo.
La enemistad entre Bertea y Lacase
Por su parte, el periodista y director de revista El Sur de Río Cuarto, Hernán Vaca Narvaja, quien años atrás publicó el libro «Las cuatro muertes de Nora Dalmasso» y trabaja el caso desde el primer día, recordó –en declaraciones a la citada agencia– que el origen de las diferencias tiene que ver con la “profunda enemistad entre Bertea y Lacase” a partir de una denuncia durante el menemismo por irregularidades financieras por la desaparición de 100.000 dólares cuando fue el interventor de una empresa (Frigorífico del Sur).
Cuando ocurrió el femicidio, Bertea era secretario de Seguridad provincial y la forma que encontró Lacase para atacarlo fue vincular a su principal asesor y colaborador, Magnasco, en el expediente. Según su testimonio, Lacase fue quien “vinculó a Magnasco sentimentalmente con Nora”, a quien no conocía, y así “orientó la investigación en la justicia” y también instaló la versión en la sociedad.
Asimismo, cabe mencionar que esta semana prestó declaración el propio Magnasco, el primer sospechoso de la causa, pero luego desvinculado totalmente, quien acusó a Macarrón y a Lacase de haber “armado” esa versión para inculparlo y “tapar al verdadero homicida que está sentado en ese banco”, dijo quien fuera asesor y colaborador de Bertea, en alusión a quien ahora es el principal sospechoso.
Repercusión a nivel nacional y provincial
Por otra parte, el periodista Vaca Narvaja recordó que la causa tuvo una importante repercusión en los gobiernos Nacional y Provincial, que fue corroborado por el entonces funcionario Bertea cuando dijo que el entonces gobernador José Manuel de la Sota (ya fallecido), se había preocupado ante una posibilidad de intervención federal, como ocurrió en 1990 con el gobierno de Ramón Saadi ante el crimen de María Soledad Morales en Catamarca.
La postura de Macarrón
Macarrón viene sosteniendo en el juicio, que comenzó el 14 de marzo, que Rohrer es el “supuesto” autor material del crimen de su esposa, y ahora se muestra enfrentado a quien fue su primer abogado Lacase, a quien acusa de haber armado la coartada de que en la fecha del asesinato ese empresario estuvo en Buenos Aires y no en Río Cuarto.
El entramado político evidenció así el “carácter clasista condescendiente con los poderosos de la corporación judicial de Córdoba. Buscaron amantes en lugar de asesinos, persiguieron y demandaron a un periodista en lugar de destinar sus energías a resolver el caso”, resumió Vaca Narvaja, sobre quien pesa la –hasta ahora– única condena de la causa por “daños y perjuicios”.
El crimen y la situación actual de la causa
El crimen se produjo entre las 20 del 24 de noviembre de 2006 y las 3.15 del 25, cuando el viudo se encontraba en la ciudad de Punta del Este participando de un torneo de golf. Al menos una persona ingresó en la casa de Dalmasso en el barrio Villa Golf de la ciudad de Río Cuarto, donde se aprovechó “de la indefensión de la víctima, la abordó una vez que ésta se encontraba dormida en la habitación de su hija, ubicada en la planta alta de la vivienda” y la mató utilizando “el cinto de toalla de la bata de baño que se encontraba en la habitación”.
Luego de más de 15 años de ocurrido el crimen, Macarrón llegó a este juicio acusado del delito de “homicidio calificado por el vínculo, por alevosía, y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal”, que contempla la única pena de prisión perpetua. Para el último fiscal que investigó el caso, Macarrón “en acuerdo delictivo con personas aún no identificadas por la instrucción, instigó el crimen de su mujer”.
Asimismo, el funcionario judicial menciona como hipótesis el móvil de “desavenencias matrimoniales de parte de Macarrón y con la intención por parte de su/s adlater/es de obtener una ventaja, probablemente política y/o económica”. Finalmente, y como parte del plan criminal, “ordenó la escena con la finalidad de simular un hecho de índole sexual, tras lo cual se retiró del lugar, sin dejar rastro alguno de su persona”, según señala la pieza acusatoria.