Fuertísimo. Así fue lo que se pudo ver en «Intrusos«, el programa que conduce Florencia de la V a través de la pantalla de América TV. Y es que finalmente, Federico Bal llegó a la Argentina luego de haber sido operado en Brasil, tras sufrir un accidente con un parapente que quebró su brazo. En medio e un relato conmovedor, el joven no pudo contener las lágrimas.
«¿La verdad, Flor? Tengo que decirlo. No se dan una idea de lo feliz que estoy de volver. De estar otra vez en mi país. De estar acá y escuchando argentinos, porque la atención que me dieron eb Brasil fue espectacular y no tengo más que palabras de agradecimiento para todos ellos, que fueron geniales, pero no les entendía nada y necesitaba volver a mi país, estar acá», comenzó asegurando.
«Tengo que ser sincero, y en un momento me asusté mucho. Tuve mucho miedo de perder el brazo porque estaba muy muy fea la cosa, y porque en un momento estaban todos los huesos sueltos, la sangre que salía para todos lados, y parecía que me estaba muriendo de a poquito. Estábamos en una isla alejada de todo, muy rústica, y en un momento me miré el otro brazo y dije ‘bueno, me queda uno, porque esté me parece que lo perdí para siempre’. Ahí tuve mucho miedo. Al principio respondí bien, no sé de donde saqué la tranquilidad, pero cuando pasaban los minutos y aumentaba el dolor, me asusté y me impresioné», señaló.
Fue en ese momento, cuando Federico Bal habló de su padre. «Sé que me ayuda desde algún lado, que me protege, y se ve también que allá arriba no me quieren todavía porque me pasó de todo y aún no me llevaron. También quiero acordarme de la gente que está acá, en este plano, y me ayudaron un montón, como la gente del hospital, el embajador Daniel Scioli y la línea aérea que trasladó a mi mamá y a Sofía, mi novia. Era como una película de Tarantino, la sangre, los huesos salidos, era dantesco todo», comentó.
Más enamorado que nunca
Además, destacó el apoyo que siempre le brinda su pareja. Ella es demasiado para mí. A veces pienso que se merece otra cosa. Y otras cosas. Porque no puede ser que siempre vamos a consultas, hospitales, clínicas. Ahora en Río de Janeiro no estábamos caminando por Copacabana tomando caipirinha, sino en una habitación de un hospital donde me tenía que poner en cuatro y ella limpiándome las partes… ‘¿A vos te parece tener esta imagen?’, le decía. Y bueno, es la mujer de mi vida», sentenció Fede.
