Como varias figuras del medio, Florencia de la V recordó a Cris Miro a 23 años de su fallecimiento. Antes del despegue de la carrera de la actual presentadora de «Intrusos«, la modelo y vedette (Cris) fue una de las primeras en incursionar en la profesión sacando cierto estigma de la comunidad trans argentina en la década de los 90.
Para empezar su homenaje, Florencia escribió: «Cris Miró. Bunker era el paraíso gay de los 90, Disneylandia de la homosexualidad. En la imagen que recuerdo del lugar, todo eran risas, música, felicidad y diversidad. Nunca me voy a olvidar de esa noche en la que, mientras subía las escaleras, detecté a aquella mujer despampanante, parada allá arriba. Me quedé paralizada, no podía quitarle la vista de encima, era magnética. Estaba vestida con un ajustadísimo equipo verde manzana tipo deportivo que no dejaba casi nada librado a la imaginación».
«La luz negra le jugaba a favor y le daba un resplandor que la hacía ver como una deidad. Altísima y estupenda, con un cuerpo que parecía tallado a mano, movía la cabeza y desplegaba su melena negra y espesa como un manto. Me dejó realmente absorta. Cuando pude recuperarme, pregunté: ‘¿Quién es la de verde???’. ‘Es Cris Miró’- me respondieron. Años más tarde, debutó en el Maipo con una pequeña participación y los medios pusieron inmediatamente los ojos en ella, comentó después.
Acto seguido añadió: «¡Su cuadro eran estupendo! Hacía un strip-tease que dejaba a la platea con la boca abierta. En poco tiempo se hizo súper famosa y se convirtió en el reemplazo oficial de Cecilia Naroba, la vedette cis. Dicen las malas lenguas que la Naroba no pudo tolerar esto y se bajó del espectáculo. Que una mujer trans ocupara ese lugar era impensado para la época. Sin leyes ni derechos a absolutamente nada, Cris Miró se transformó en ‘la vedette’ del Maipo. Fue la primera mujer trans en ocupar ese lugar y también la primera en ser reconocida por el público como artista. Ella dio el paso más difícil, abrió la puerta mejor cerrada de una sociedad conservadora y patriarcal. Se ganó su lugar a puro talento y carisma. Si hoy estoy acá es gracias a Cris Miró».
«Con ella solo trabajé una temporada en el verano del 98 y nos hicimos muy compinches. Hablábamos durante horas, me pasaba trucos de makeup, Íbamos a bailar tengo; conservo los mejores recuerdos, fue muy generosa conmigo. Era celestial, tenía luz propia y ese toque especial de las personas elegidas. Cris Miró fue una estrella fugaz que duró poco tiempo en la Tierra. Pero su luz nos seguirá iluminando el camino para siempre», dijo para finalizar.