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POLÍTICA

Confesión de un piquetero de las organizaciones sociales: «Vine para comer y joder un rato»

El lado oscuro de las organizaciones sociales en Argentina volvió a emerger ante las cámaras de televisión.

organizaciones sociales

Las marchas del jueves en el microcentro porteño dejaron un testimonio insólito de un manifestante que admitió ser «un suplente» que participaba de la marcha de las organizaciones sociales a cambio de una prestación económica. En el imaginario colectivo, se cree que los participantes que cortan el tránsito en CABA reclaman sobre derechos genuinos y urgentes, sin embargo, algunos confirman ser usados para ocupar espacios y así provocar que la manifestación parezca más masiva.

«Hola, chicos ¿Cuál es el motivo de la marcha? ¿Por qué se están manifestando?», preguntó la periodista de Crónica TV a un manifestante aleatorio en el lugar. Sorpresivamente, el joven respondió con una honestidad brutal que dejó boquiabiertos a los panelistas del canal: «Ni idea, yo vengo acá de suplente. Vengo más que nada para comer y joder un rato».

«¿Te dan alguna remuneración por la presencia acá en la marcha?», consultó la cronista y el chico respondió que sí, casi como midiendo la respuesta para evitar contar ciertos manejos de las organizaciones sociales que suelen estar ocultos ante la opinión pública, porque no son éticos y denotan claros métodos extorsivos hacia los más pobres.

A pesar de la corta respuesta, el individuo se animó a decir la verdad completa a los micrófonos y afirmó: «Vine de suplente y me dieron 2.000 pesos». La periodista repreguntó: «¿Solo por venir hoy acá?» y el manifestante dijo: «Sí, solo por eso». En el medio, uno de los conductores del noticiero no pudo contener la angustia y bronca de la situación.

«Chicos, ya está…, o sea, es muy fuerte lo que estamos escuchando y es una falta de respeto muy grande», indicó a los gritos el dueño del programa Flavio Azzaro. Pero la movilera quiso hacer una pregunta más al piquetero suplente: «¿En qué organización estás?». La respuesta final fue aún más desopilante, porque el protagonista ni siquiera sabía el nombre del organismo que representaba: «Guerrilleros o guerreros… algo así».