Haití conmemora este jueves el primer aniversario del asesinato del presidente Jovenel Moise, cuyo asesinato creó un vacío de poder y permitió que las pandillas del país expandieran su territorio e incluso tomaran la sede de la tribunales. El país ha luchado durante años contra la violencia de las pandillas, pero los secuestros se han disparado en todo el país desde el año pasado.
La policía haitiana ha arrestado a más de 40 personas, pero aún no ha acusado a nadie por el descarado asesinato, en el que un grupo de hombres armados que incluía a exsoldados colombianos irrumpieron en la casa de Moise antes del amanecer. El mandatario recibió varios impactos de bala, así como también como su esposa Martine, quien sobrevivió al ataque, informó Télam.
El mes pasado, una pandilla conocida como «5 segonn» o «5 segundos», tomó el control del Palacio de Justicia de Puerto Príncipe, sede del sistema judicial haitiano, acabando con cualquier esperanza de progreso en la investigación del asesinato de Moise. «Un año después, la investigación no ha avanzado», dijo Samuel Madistin, un abogado que dirige el grupo haitiano de derechos humanos Clear Eyes Foundation.
«Hay gente que lleva un año detenida y nunca ha visto a un juez», agregó. La oficina del primer ministro Ariel Henry, quien ha estado al frente del gobierno desde el año pasado, anunció que el 7 de julio sería un feriado para conmemorar a Moise. El magnicidio obligó a cambios de Gobierno y a la suspensión de las elecciones y de una consulta popular sobre una reforma constitucional, publicó Reuters.
La crisis social, política y económica del país más pobre de América Latina se agravó aún más. Sin un Congreso en funciones, con un Ejecutivo que carece de legitimidad y tiene su mandato ya cumplido y una severa crisis de seguridad, las organizaciones internacionales encontraron en la figura del «Estado fallido» la definición para un país en el que sobrevivir un día más es un verdadero logro.
