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ESPECTÁCULO

Tamara Paganini habló de su lucha contra las adicciones: «Una locura»

La mediática no se guardó absolutamente nada y lo contó delante de cada uno de los televidentes.

Realmente fuerte. Así fue el relato que dejó nada más y nada menos que Tamara Paganini, una de las participantes más recordadas de “Gran Hermano”, el reality que en breve regresará a Telefe. Esta vez, la rubia estuvo presente en “Seres Libres”, el programa que conduce Gastón Pauls a través de la pantalla de Crónica TV, donde se refirió a su lucha contras las adicciones.

“Creo que la primera vez que perdí el control fue con la cocaína. Yo era muy chica, tenía 16 años, tomé cocaína desde los 16 hasta los 19 años. Mi familia no tenía plata, o sea, yo ni siquiera podía robarle a mi viejo. Entonces salí a robar autos. Yo trabajaba, pero no me alcanzaba el sueldo para ese ‘lujo’, porque yo en ese momento lo tomaba como un lujo ir comprar cocaína. Quería tomar todo el tiempo. No hacía falta que se me vaya el efecto para querer tomar más”, comenzó asegurando.

Si me ponías una bolsa me la tomaba toda, me ha sangrado la nariz y yo en vez de estar preocupada por eso estaba preocupada porque no se me vaya la merca, que no se me vaya con la sangre. Una locura. Recuerdo ese día. Primero me pareció como que me dio ganas de estornudar, me acuerdo de la sensación de los dientes dormidos y fue por también por cancherear. Yo me había mudado a Lugano, había como un rejunte de gente de todos lados y era bastante picante«, afirmó sobre la primera vez que consumió.

Delante de los televidentes, Tamara Paganini fue por más. “Yo venía de ser una niña muy frágil, o sea más allá de lo que parecía y sigo siendo. Y me sentí tan aceptable por decirte alguna manera, sentí el que estaba todo bien, no contenta porque no es que te pone contenta. Sentí que estaba todo bien, que todo lo que yo decía era genial, que mi cabeza pensaba más allá del ser humano y tenía bueno mis amigos que festejaban mi bautismo como se dice», sostuvo.

“En mi caso creo que mi clic fue cuando lo vi a mi hermano ahí arrodillado en la mesa ratona con mis amigotes justo metiéndose el canuto en la nariz. Me acuerdo de la angustia de sentir angustia y no poder llorar. Porque cuando estaba dura, no podía llorar. Me dolió tanto… Pensaba ‘¿cómo hago?, ¿cómo le digo que no lo haga si yo….?’ Yo nunca había tomado adelante de mi hermano ni nada”, afirmó.

“Mi hermano era mi mejor amigo, era mi Dios, era mi alma gemela y a partir de ahí como que acepté un poco más la ayuda del Mono, un amigo que quería ayudarme a salir. Terminé dejándola por suerte sin internación. Y nunca más, me genera rechazo incluso. Creo que mi cabeza encontró el modo de tenerle un rechazo que hoy me pasen una bolsa acá así abierta y yo te la soplo en la jeta. Yo no creo en el demonio, pero basándome en nuestro concepto cultural del demonio es el demonio”, sentenció Tamara.