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Muy fuerte. Así fue lo que decidió dar a conocer una de las bailarinas más exitosas y talentosas de su generación, como es el caso de Adabel Guerrero. Fue en diálogo con Gastón Pauls en “Seres Libres”, el programa que se emite a través de la pantalla de Crónica TV, donde habló del calvario que vivió en su niñez y adolescencia debido a las adicciones de su madre.
“Voy a tratar de no ir para atrás porque me pongo a llorar en tres segundos, sobre todo pensando en mi hija de 4 años. Me costó tanto ser mamá, ser una buena madre al no haber tenido un ejemplo a seguir. Me decía, ‘no voy a a ser buena madre’. Hice terapia muchísimos años. Voy a tratar de decirlo desde la Adabel adulta, no desde Adabel niña que siempre va a estar herida. Yo creo que hay heridas que no se sanan nunca, hay heridas con las que se aprende a vivir y empezás a entender que ya no sos esa nena de 4 o 5 años, ya soy adulta”, comenzó asegurando.
De manera tajante, Adabel Guerrero fue por más. “Es una verdadera película de terror vivir con una persona alcohólica. Es terrible, es horroroso, sentís que no tenés piso, no tenés sostén, que estás todo el tiempo en el aire. De hecho, mi vieja cada tanto terminaba internada por coma alcohólico. Uno de los recuerdos que tengo es cuando con mi hermano fuimos a parar a lo de unos tíos. Yo iba a última salita de jardín, o sea que tendría cinco años y me acuerdo hasta el día de hoy que rezaba todas las noches y le pedía a la Virgen que mi mamá me volviera a buscar, porque sea lo que sea, era mi mamá. Por eso me cuesta hasta el día de hoy, no sé si la palabra es perdonarla, porque no tengo que perdonar nada”, reveló.
Contundente
Movilizando a todo el estudio, continuó por su relato. “¿Cómo tus hijos no son un objetivo en la vida para salir adelante? Esa creo que es una de las peores heridas que tengo de la infancia. Mi hermano era la oveja negra. Yo era el ángel para mi mamá, que claro, cuando sos chica, decís ‘qué lindo ser el ángel de mamá’. Cuando soy grande, digo es una mierd* ser el ángel de mi mamá, si yo no tengo que rescatar a mi mamá, mi mamá me tiene que cuidar a mí. Mi mamá termina falleciendo y la encuentro yo volviendo de un ensayo porque bailaba de ocho de la mañana a 11 de la noche. Obsesiva, entiendo que fue una herramienta, que a mí me salvó la obsesión o la adicción a las cosas que me hacían bien”, lanzó dejando a todos con la boca abierta.
“Mi vieja siempre tomaba unas pastillas azules para la depresión que después las combinaba con alcohol. Imagínate el desastre que era eso en mi casa. Yo no sabía bien separar porque lo que dicen tus padres es palabra anta viste, no lo dudás. Después, empezás a dudar. Ella creía incluso en la magia negra y en esas cosas. Entonces ella cuando mezclaba empezaba a ver al demonio, a decirme que estaba el demonio en la biblioteca, a llamar brujas que ella conocía y empezaban a hacer rituales en mi casa. Y encima decían que me querían dañar a mí. Imagínate la infancia que yo tuve, o sea, yo no pegaba un ojo en toda la noche«, manifestó.
«Y mi vieja cuando quedaba tirada en el piso, yo la acostaba en la cama. Mi vieja por ejemplo decía que estaba acostada en la cama y sentía que la agarraban de los tobillos y la querían tirar para abajo de la cama. Entonces yo dormía así. O sea, empezás a tener una vida terrible. De hecho, yo es el día de hoy que me cuesta mucho dormir sola con la luz apagada, tengo que dormir con la luz prendida», finalizó Adabel.