Muy duro. Así fue lo que se vivió en “LAM”, el programa que se emite a través de la pantalla de América TV. Delante de cada uno de los televidentes, dieron a conocer la historia de la diseñadora Maureene Dinar, quien estuvo presente en el estudio y reveló todo lo que tuvo que atravesar en su vida, donde llegó hasta a despedirse de sus seres queridos.
En el año 1992 tuvo un tumor en la cabeza, en 2015 le detectaron cáncer de mama y ahora sobrevivió tras meses de estar conectada a un respirador, luego de atravesar una cirugía a corazón abierto. “Se complicó, estuve casi 7 meses en una clínica de rehabilitación. Empieza con una fatiga. Tenía un problema en la válvula mitral de nacimiento. Fui al cardiólogo, tuve miedo”, comenzó asegurando.
“Hice una crisis de respiración, me pusieron respirador. No podían operarme porque al tener un respirador, no podés por un tema problemático de pulmón. Estoy feliz con mi familia, mis hijos. Volvi a la vida. Todos estos meses fueron tortuosos. Por un tema pulmonar no me podían sacar el respirador. Decían que iba a tener que vivir con el respirador de por vida. No reaccionaba. Fue un milagro. Pasé por tres momentos muy difíciles de la vida. Espero que ya pare. Creo que Dios me está mandando un mensaje, voy a tratar de aprender”, lanzó Maureen.
Delante de Yanina Latorre, Pía Shaw y el resto de las integrantes de LAM, continuó con su relato. “Mi hija de 12 años fue el incentivo de volver a casa. Pensaba en que estaría solita con Quique en casa. La vida es bellísima y hay que disfrutarla día a día. Yo tengo una oportunidad más y la voy a aprovechar. Mi hija, la primera vez que fue a visitarme, me vio, se impresionó y cuando se iba, se desmayó. Me pegué un susto. Yo no estaba lúcida», recordó. «Ahora es un pegote”, manifestó.
“Me aferré a Dios. En un momento creí que me iba. Me despedí de mis hijos. Lloraban. Fue terrible. ‘Si Dios realmente existe, y me quiere llevar, que me lleve’, pensaba. Pero también me decía: ‘voy a estar bien’. Ellos, mis hijos, venían, no los dejaban entrar todos juntos, venían de a uno. Lo vi a Kevin que vive en Suiza. Es el segundo. Después lo vi a Paul que vive en Brasil. Y Lian que vive en Barcelona. Era como que me abrazaban”, comentó.
“No podía hablar, así que les escribí. Y después vino Philipe que estaba en Miami y se vino a Buenos Aires. Todos estaban destruidos. Y yo les decía quédense tranquilos. Que no lloren. Ellos me decían vas a estar bien. Me levanté, y con kinesio empecé a caminar”, contó Maureen en medio de una situación movilizante.