Nai Awada estuvo en el foco mediático hace unos años cuando participó del programa de Marcelo Tinelli. Además de desempeñarse en ese certamen, la joven ya hacía espectáculos en boliches y llegó a sufrir complicaciones en su salud mental, razón por la que decidió compartir su historia en el ciclo de Gastón Pauls: «Seres Libres»
En el comienzo de su testimonio en Crónica TV, Nai expresó: «Tuve una etapa, del 2017 al 2018, en donde yo siento que me perdí completamente. Estaba en cualquiera. Entré a un programa de TV, un reality super mediático y fui a por todo. Era chica y no entendía que los medios se fascinan con eso. A mí siempre me pesó un poco ser hija de un monstruo, mi papá, que lo amo».
Posteriormente, la artista narró: «El precio que tuve que pagar fue muy alto. Además trabajaba de noche, en boliches. Estaba con esa necesidad de ser, mal puesta. Una sensación de hacer millones de castings y no quedar en ninguno. Los parámetros, las exigencias físicas. La mujer está exigida. A los 15 años sufrir esas experiencias fue difícil. Por eso cuando apareció la oportunidad del reality, con un monstruo como Marcelo Tinelli, me tiré de cabeza.
«En lugar de tomar la experiencia de una manera positiva para mí, me dejé llevar… Estaba perdida, no fue culpa del reality. Yo no dormía, trabajaba de noche, me acostaba a las 5 de la mañana y si a las 10 tenía que grabar una nota iba sin dormir. También en ese momento tomaba alcohol. Tomaba mucho. El alcohol iba a la inseguridad. No soportaba esta presión de sentirme fea. El alcohol pasaba a ser un fortalecedor», añadió.
Para finalizar, Awada relató cuál fue su punto de quiebre: «Yo tomaba e iba al evento de un estreno de una película. Es como que yo era medio fóbica social, no podía estar en un evento sin tomar. ¿Por qué? Porque era insegura. Después en 2017 tuve ataques de pánico y tuve que renunciar al reality. Mi cuerpo me dijo ‘basta’. Fue la única manera que tuve de frenar. Podría haber terminado en un hospital porque bailaba alcoholizada, me caí del escenario en un show. Todos los jueves terminaba doblada del alcohol».