Fue realmente muy fuerte lo que se vivió en “Algo que contar”, el programa que la periodista Agustina Kämpfer lleva adelante a través de IP Noticias. Allí, entrevistó al actor Atilio Veronelli, quien conmocionó a todos los televidentes al momento de hablar de la muerte de su hijo, quien falleció en el año 2011, después de un duro accidente.
“Stents no tengo, pero al corazón lo tengo roto hace rato, así que correspondería que mi muerte venga por ese lado. Siempre tuve miedo de morirme, hasta que murió mi hijo. Después quedé como vacunado. Me pareció que cada segundito que paso es una especie de yapa inmerecida que tengo. Él se fue a los 18 años, y yo tengo 62”, comenzó señalando.
“No fue exactamente un accidente. Se cayó de una moto y el amigo, como tenía problemas con los papeles, se fugó, se escondió, escondió la moto y después llamó al auxilio. Y a Carlos lo tuvieron tirado en el piso no sé cuánto tiempo. Después los médicos tuvieron la impericia de no hacerle el registro. El ´amigo´ lo entregó a la ambulancia diciendo que habían tomado la jarra loca”, apuntó.
Ante la atenta mirada de Agustina Kämpfer, Atilio continuó con su relato. “Entonces, se lo llevaron para ver si se le pasaba el pedo. Pero lo que hace un buen neurólogo de guardia, mínimo, es fijarse en los reflejos, en cómo tenés la mirada. Él tenía un traumatismo de cráneo espantoso. Recién se lo detectaron tipo once de la noche, que es la hora en que me avisaron. ¡Y eso había pasado a las cinco de la mañana!”, arremetió.
“¡Yo estuve todo el día en otra cosa! Había llevado el más chiquitito a fútbol, lo había devuelto a la casa, ¡no tenía idea de que había pasado eso! Estuvo una semana luchándola, luego tuvo muerte cerebral. Y a los cinco, seis días, muerte. O sea, se me murió dos veces en una semana, espantoso. Todas las tragedias tienen alguna ventaja, Y la de esto es apreciar el mundo en sus reales valores. Disculpame el quebraje de voz”, lanzó
“Muertos vamos a estar en la eternidad, por más incómodo que sea. Ahora, por mano propia, nunca. Si nos cae un piano en la cabeza es el destino, pero lo único que queda es esto. Este juego en el cual nos han metido, por alguna razón. Y hay que jugarlo lo mejor que se puede”, finalizó Atilio Veronelli.