Directo, sincero y sin pelos en la lengua. De esta manera fue como se mostró nada más y nada menos que Gabriel Schultz, el reconocido periodista que forma parte de “Momento D”, el programa que conduce Fabián Doman a través de la pantalla de Canal Trece. Fue en diálogo con Gastón Pauls en “Seres Libres”, donde habló de su relación con la comida.
“Yo no soy un adicto recuperado. Soy un adicto a la comida. Soy esclavo de las dietas, porque vivo haciéndolas con el resultado que se ve. Es una esclavitud de la que no puedo liberarme, porque permanentemente estoy entrando y saliendo de las dietas desde los 9 años. En mi caso me di cuenta de que esto es una adicción desde el momento que, inconscientemente por supuesto, prefiero comer a verme bien. Cuando estoy flaco soy feliz. Cuando voy a un local de ropa y me entra lo que gusta, me siento feliz. Eso me pasó muy pocas veces en la vida”, lanzó.
“Sin embargo, esa felicidad que sentí en esos pocos momentos, no alcanza a la satisfacción que me da el comer como me gusta. Entonces cada vez que hice dieta o bajé de peso, siempre lo hice con el objetivo de que cuando esté en el peso, vuelvo a comer lo que me gusta. Esa es la mecánica que pasa en mi cabeza. Es hacer un esfuerzo durante un tiempo, soñando con el día que ese esfuerzo se termine para volver a comer”, aclaró.
Delante de las cámaras, Gabriel Schultz fue por más. “Me acuerdo perfecto la vez que mejor me fue en dieta, fui a un shopping y me compré de todo. Era lindo entrar a cualquier local de ropa y encontrar ropa para mí. Cosa que generalmente no me pasa. Hay shoppings enteros en los cuales no hay un solo local que tenga ropa que me entre. Eso es lo más cercano a la discriminación que he sentido en la vida. Lo que tiene de raro el gordo es que todo el mundo piensa que sos gordo porque querés. Y yo hasta me lo creí en algún momento y me lo sigo creyendo a veces. Entonces aceptás las reglas que te pone la sociedad como que no haya ropa o que en un asiento de avión vas apretado”, señaló.
“En mi caso entro bien, pero justito. Lo malo es que se acepta como natural que algunas aerolíneas te vendan dos pasajes si sos muy gordo porque ocupás dos lugares. Ocurre en el mundo entero donde el gordo es discriminado y el gordo acepta que lo discriminen. No quiero hablar por todos, pero yo me siento culpable por ser gordo. Cada vez que termino de comer y me siento pesado, digo ‘para qué’. Pero en el momento no lo pienso, sino el día después o a la noche cuando no puedo dormir de tanto que comí. Soy un gordo raro porque no me gusta de todo. La verdura cocida no me gusta. Lo que es cereales no me gustan. Me gustan seis cosas y todas generalmente tienen harina”, finalizó Gabriel.