Sin lugar a dudas, Darío Barassi es una de las figuras más queridas del mundo del espectáculo. Es que, con la conducción del ‘100 Argentinos Dicen‘ logró ganarse el cariño del público. Es por esto que, siempre que puede comparte mensajes en sus redes sociales, para sus seguidores. Esto mismo sucedió días atrás, cuando se sinceró en un posteo de Instagram.
«Ando un poco sensible. El día invita. El tiempo es una cosa de locos. La velocidad, todo parece que fue ayer, pero fue hace 30 años. El paso del tiempo es un poco injusto. Todo es un instante. Todo pasa a ser recuerdo, se vuelve intangible. Por suerte uno tiene alma y memoria y algo de eso ayuda a volver los recuerdos en algo más corpóreo. A veces quisiera que el tiempo parara, otras volver para atrás, otras avanzar. Pero por suerte uno no lo controla, estamos obligados al hoy y eso es sano», comenzó expresando Darío Barassi.
Luego, agregó: «Igual al corazón y a la cabeza ese límite les chupa un huevo, van y vienen permanentemente. Se escapan, se alejan. Lo bien que hacen. Pienso, hay que ver la manera de que el tiempo no nos gane, hagamos que sea un aliado. Yo soy pro presente y vivir el hoy, pero no soy muy amigo de soltar el pasado, sino más bien de abrazarlo. Y tampoco solo creo en la proyección del futuro, es muy técnico eso, me gusta que haya una cuota de ilusión, de sueño».
Entonces, hizo referencia a la imagen que subió en el posteo, donde se lo veía comiendo en un cumpleaños. «Esta foto me disparó toda la sarta de boludeces que estoy escribiendo. La casa de la Av. central en san juan, ese hogar de piedra que era cucha de nuestra perra Camila… Las paredes revestidas en madera que olían siempre a lustrador, esas lámparas de bronce heredadas de un pasado burgués, la facha de mis primos», expresó.
«Esos cumpleaños explotados de chizitos, fotos de mis viejos atrás, papas y jarras de plástico con jugo de naranja. Hasta puedo oler la foto. Qué lindo viaje», compartió Barassi. Luego, comentó: «Pero fui más allá. Metí zoom e iba a subir esta foto con algo de humor como el amor por las papas se tiene desde el nacimiento o no se tiene. Pero algo le gano a las papas… Le mande la foto a mi mujer porque esas manos son las de Emilia, esa nariz es la de Inés, esa mirada es la Pipi de acá a Japón y la boca es mi chinita menor».
Rápidamente, expresó: «Y también la mande la foto a mi vieja, porque ese buzo gris lo usaba e inmediatamente jugaba a ser un elefante extendiendo la manga por sobre la mano. Aparte, le marque su budín de limón recordando que es el eterno manjar de mi vida». Por lo que concluyó expresando: «En fin, qué bueno que la cabeza y el ‘cuore’ no entiendan del tiempo y sus límites, y se permitan ir y venir, abrazar para atrás y soñar para delante». Luego, agregó: «Párrafo aparte, papas las amo desde y para siempre».