América Latina y el Caribe enfrentarán un aumento de la pobreza y la inseguridad alimentaria en 2023, y la confianza en los gobiernos seguirá siendo baja. En tanto, la corrupción siga siendo alta y los ricos no paguen su parte justa en impuestos, manifestó este el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La ralentización del crecimiento económico y la elevada inflación en América Latina podrían intensificar el malestar social, ya que «muchas personas de la región verán disminuir su nivel de vida este año», expresaron los responsables del FMI. «Encontrar un terreno común para llevar a cabo reformas económicas sensatas en un entorno de importantes tensiones sociales será una ardua batalla», escribieron.
Nigel Chalk, subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, explicó que el organismo se centra en lo que el sector público puede hacer para garantizar que los ciudadanos sientan que sus gobiernos están trabajando para elevar el nivel de vida, al tiempo que aborda la corrupción.
«Hemos abogado mucho por una reforma fiscal progresiva en la región», dijo Chalk a Reuters. «Creo que es muy importante que los ricos paguen lo que deben pagar de impuestos, y las empresas ricas también», agregó. Pero dijo que esto no significaba necesariamente impuestos más altos, sino mejores formas de frenar la evasión fiscal y las lagunas jurídicas.
El FMI dijo el lunes que se espera que el crecimiento de América Latina y el Caribe se ralentice aún más hasta el 1,8% este año, tras caer hasta el 3,9% en 2022, desde el 7% en 2021. Se prevé que la expansión vuelva a acelerarse en 2024, aunque a un ritmo todavía lento del 2,1%.
Según el FMI, el alza de las tasas de interés y la caída de los precios de las materias primas afectaron al crecimiento de la región el año pasado y 2023 podría traer consigo una ralentización en Estados Unidos y la zona euro, socios comerciales clave.