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ESPECTÁCULO

Sergio Lapegüe quiso compartir algo muy especial con sus seguidores: «La calma»

El conductor siempre se encarga de dar a conocer diferentes reflexiones a través del mundo 2.0.

Sergio Lapegüe

Se ha convertido, sin lugar a dudas, en uno de los periodistas más destacados, queridos e importantes de los medios de comunicación de nuestro país. Sergio Lapegüe ha sabido muy bien de qué manera conquistar al público que lo sigue desde hace años tanto en TN como en La 100 FM. Sin embargo, esta vez fue noticia por algo completamente distinto.

Fue delante de cada uno de los cibernautas que lo siguen, que decidió compartir una sentida reflexión. “Hola, amigos. En 1999 llegaba al Dalai Lama a la Argentina y era declarado ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Les voy a compartir algo que alguna vez escribió”, comenzó señalando el comunicador.

“El poema habla de algo que nos hace falta tanto… Es una de las principales habilidades emocionales y la base para una buena salud mental, para una vida en equilibrio. La calma”, sostuvo Sergio Lapegüe. “Se llama calma y me costó muchas tormentas. Se llama calma y cuando desaparece…. salgo otra vez a su búsqueda. Se llama calma y me enseña a respirar, a pensar y repensar. Se llama calma y cuando la locura la tienta se desatan vientos bravos que cuestan dominar”, se podía leer.

“Se llama calma y llega con los años cuando la ambición de joven, la lengua suelta y la panza fría dan lugar a más silencios y más sabiduría. Se llama calma cuando se aprende bien a amar, cuando el egoísmo da lugar al dar y el inconformismo se desvanece para abrir corazón y alma entregándose enteros a quien quiera recibir y dar. Se llama calma cuando la amistad es tan sincera que se caen todas las máscaras y todo se puede contar. Se llama calma y el mundo la evade, la ignora, inventando guerras que nunca nadie va a ganar”, decía el texto que compartió Sergio Lapegüe.

“Se llama calma cuando el silencio se disfruta, cuando los ruidos no son solo música y locura sino el viento, los pájaros, la buena compañía o el ruido del mar. Se llama calma y con nada se paga, no hay moneda de ningún color que pueda cubrir su valor cuando se hace realidad. Se llama calma y me costó muchas tormentas y las transitaría mil veces más hasta volverla a encontrar. Se llama calma, la disfruto, la respeto y no la quiero soltar…”, finalizaba la reflexión.

Sergio Lapegüe