Cada primero de mayo se celebra de manera internacional el Día del Trabajador a raíz de lo ocurrido en Chicago, Estados Unidos. En 1886 dicha ciudad fue el epicentro de decenas de protestas de parte de la clase obrera en reclamo de mejores condiciones laborales y jornadas de ocho horas, una práctica que tiempo después llegó a la Argentina.
En aquella época, el lema de las marchas era «ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho para la casa» pero recién el 1.º de mayo comenzó un masivo paro. El mismo duró cuatro días y alrededor de 500.000 personas protestaron en más de 5.000 puntos de todo el país. El cuatro de mayo se produjo una salvaje represión policial conocida históricamente como la Revuelta de Haymarket.
Tres años después de esto, un Congreso en París donde se celebraba la Segunda Internacional, la cual era una organización obrera, instituyó el primero de mayo como el Día del Trabajador Internacional y a partir de allí comenzó a ser feriado. Sin embargo, en Argentina tardó algunos años más en tomarse como tal, a pesar de que las conmemoraciones comenzaron poco después, según NA.
Día del Trabajador en Argentina
En 1890 comenzaron las primeras actividades para conmemorar y homenajear a los mártires de Chicago, que son los ocho trabajadores enjuiciados por las protestas. Cinco de ellos fueron condenados a muerte y quedaron recluidos. En nuestro país, la iniciativa era llevada adelante por sectores de izquierda y del anarquismo que, generalmente, también terminaban en conflictos con la policía.
Para 1925, durante la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear, se declaró por decreto «día de fiesta» para los trabajadores estatales como un acto administrativo. Casi 19 años después, durante la gestión de Edelmiro Farrell, la fecha pasó a denominarse Día del Trabajador y adoptó el carácter oficial de feriado como lo conocemos hasta hoy y las manifestaciones en dicha fecha se mantienen.