Tajante, directa y sin pelos en la lengua. De esta manera es como se muestra en cada oportunidad Julieta Poggio, la actriz, bailarina y modelo que fue parte de la última edición de Gran Hermano, el ciclo que llevó adelante Santiago del Moro a través de la pantalla de Telefe. En los últimos días, quedó en el centro de la escena debido a las fuertes críticas de Pepe Cibrián.
Y es que al directo teatral no le gustó nada lo que la exhermanita contó en una entrevista donde contó detalles de su vida privada, y salió a liquidarla apuntando contra su rol de artista. Ahora, como era de esperarse, llegó la respuesta de ella, quien brindó una nota con «LAM», el programa que se emite en América TV.
«Lo tomé como el prejuicio y la mirada que está puesta sobre todos», comenzó asegurando. «Es entendible por el reality, pero sabiendo que él es un hombre de teatro hubiera estado bueno que sepa que no es la primera vez que me subo a las tablas. Que soy nueva en el medio, pero no el teatro, porque yo toda mi vida estudié y me preparé», afirmó.
«Lo respeto mucho, le mando un beso y de verdad lo invito a ver Coqueluche y que después opine. Es entendible. Quizás yo me estoy acostumbrando a ese prejuicio pero acá estamos para romperlo. Como dice José, que los prejuicios atrasan y que hay que darle oportunidad a las personas nuevas en el medio», lanzó Julieta Poggio.
«Mi mamá no aguantó, mirá que nunca se mete en nada, pero con el trabajo es como que le duele. Ella estuvo siempre, desde chiquita, llevándome a todos los casting, ayudándome a aprender la letra, entonces no le gustó. Me parece perfecto, me defendió, es mi mamá», finalizó la artista sin guardarse absolutamente nada.
Lo que había dicho Pepe
«¿Ella es nueva Thelma Biral? ¿Y los jóvenes que se dejan la vida realmente por una vocación? ¿Qué hacen? ¿Cuál es el parámetro? Sus declaraciones son terribles. Su criterio, su léxico, su no saber. ¿Esto define a una artista? ¿Su debut sexual? ¡Y son 31 definiciones! Si es así, terrible futuro y casi presente del teatro argentino. El que ‘aun’ sigue siendo nuestro”, arremetió Cibrián.
«Sus sueños, ¿dónde han ido? Su lucha, su coherencia, su leyenda, su herencia, su paso por el arte y la cultura. Ante esto, ¿qué pensarán? ¿Qué pensamos? ¿Pensamos? ¿O esto es culpa nuestra? No lo creo. Solo que pareciera ser, somos los últimos mohicanos», sentenció.
