Sin lugar a dudas, supo muy bien de qué manera ganarse el cariño ganarse el cariño de la gente que siguió todo lo que sucedía en Gran Hermano, el reality que condujo Santiago del Moro a través de la pantalla de Telefe. Marcos Ginocchio de esta manera se consagró como el gran ganador de la última edición del formato.
Ahora, dio que hablar con lo que contó en “Podemos Hablar”, el ciclo que lleva adelante Andy Kusnetzoff a través de la misma señal. Allí, dio detalles de la peor cita que tuvo. “Me acuerdo de que estábamos viendo cuándo nos encontrábamos, me dice de juntarnos a cenar, y le digo ‘venite a mi casa y comemos algo’”, dijo.
“Yo estaba pensado qué le podía preparar, y vamos a lo básico, a la milanesa con puré. Cuando llega y me dice qué vamos a comer, le digo: milanesas. Y ya me puso cara como de ‘¿es lo único que preparaste?’. Así que como que arrancamos mal, y ahí como que me puse nervioso”, comentó Marcos Ginocchio.
“Puse las milanesas en la sartén y me fui con ella a charlar al living. Cierro la puerta y tanto charlar, pasó el tiempo”, reveló el ganador de Gran Hermano, que nunca imaginó lo que estaba a punto de pasar. “Voy a mi cuarto, porque me estaba sonando el teléfono, y me estaba llamando mi vecino, que me preguntó si estaba en el departamento”, dijo.
“’¿Está todo bien? Fíjate si está todo bien en la cocina, porque está saliendo humo por la ventana’. Entro y un humo tremendo, la milanesa hecha carbón. Así que salió mal, pero no tan mal porque después fuimos novios”, sentenció dejando en claro que la comida no logró arruinar el vínculo que luego entablaron.
Sobre su mal momento
En el mismo ciclo se refirió a las luchas que debió enfrentar “Me pasó un par de veces, cuando era chiquito, es muy largo, pero resumidamente, no daba más, me pasaron un par de cosas y no encontraba de donde agarrarme. Fueron varios problemas de salud que tenía, que me traían mucha ansiedad, mucha depresión. Me costaba muchísimo salir. Trataba y trataba, pasaba el tiempo, creía que iba a pasar, mejorar, pero no le veía mucho sentido”, aseveró.
“Me dieron que no podía seguir así porque había bajado mucho de peso, no tenía energías, me costaba hacer todo… Y me acuerdo de que una noche, llorando, le pedí a Dios que me acompañara. Ayúdame, lo que tenga que ser, pero acompáñame, no pudo seguir así un día más. Llorando me dormí, y al día siguiente fue como que sentí la presencia de Dios y todo empezó a mejorar”, aclaró Marcos.