Luego de las elecciones del 22 de octubre, el plano político cambió drásticamente. Javier Milei, candidato de La Libertad Avanza, se alió con Patricia Bullrich y Mauricio Macri, líderes del PRO, para hacer fuerza en el balotaje del 19 de noviembre contra Sergio Massa. Este acuerdo tiene unas sólidas bases para «ganarle al kirchnerismo», aunque hubo ciertos límites que establecieron desde el macrismo.
El propio candidato del liberalismo admitió que le mercaron ciertos límites, pero que «coinciden en el 90% de las políticas» de su campaña. En este marco, en LN+ comentaron que los puntos inamovibles para el PRO son: mantener la educación pública, no eliminar la coparticipación, mantener la prohibición de armas y órganos, defensa a la diversidad LGBT, respeto a la libertad de expresión y no romper relaciones con China, Rusia y Brasil.
«Fue un aprendizaje. En las dos direcciones, tanto política como personal. Pero creo que las dos partes reconocimos esta situación. Algo que he dicho sistemáticamente era que armáramos una nueva fuerza y que compitiéramos en ese espacio y que el que ganaba conducía y el otro acompañaba. No lo pudimos resolver en ese momento, terminamos llegando a las elecciones», añadió Javier Milei sobre sus vínculos con Macri y Bullrich.
A pesar de esto, el líder de La Libertad Avanza sostuvo que el apoyo del macrismo es «incondicional» y que realmente las condiciones están en «las bases que defiende Juntos por el Cambio que lo ponen como límite, pero no me condicionaron. En el 90% de las cosas estamos de acuerdo«, y por eso mismo fue posible llegar a un pacto político.
Críticas a Sergio Massa
Por otro lado, el economista remarcó que Sergio Massa «es la continuidad de este modelo decadente. Es la casta, transa con los empresarios, está rodeado de políticos chorros, con los sindicalistas, tiene vínculos con algunos periodistas, tiene un ejercito de profesionales que defiende cosas aberrantes. Es el rey de la casta. Por el otro lado está el cambio. Y hubo dos expresiones, una liberal con un cambio más abrupto como el nuestro, y otra moderada como fue la de Bullrich», diferenció.
