Juan Román Riquelme encabezó la delegación de Boca en el Monumental en el clásico que terminó en empate entre el Xeneize y River por 1 a 1. Y si bien el ídolo suele tener un perfil bajo, cuando quiere decir algo para hacerlo público, lo hace de manera elocuente. Y así lo hizo, reclamando lo que fue la mayor polémica del duelo entre River y Boca.
«Era roja al cuatro», dijo Riquelme al pasar a los periodistas en zona mixta luego del partido entre River y Boca. El presidente de Boca lanzó la frase con una sonrisa irónica, aunque se lo notó visiblemente molesto. La protesta fue por una jugada puntual: una fuerte infracción del lateral derecho de River, Marcelo Herrera, contra Kevin Zenón. Que para Riquelme era expulsión.
La jugada se dio a los seis minutos del segundo tiempo, poco después del gol de Pablo Solari que le daba la ventaja al Millonario. Zenón tiró una pelota larga y se le iba a Herrera, que para cortar el ataque de Boca decidió ir directamente al hombre. Pero lo hizo con una violencia excesiva. Y tranquilamente el árbitro, Yael Falcón Pérez, pudo haberlo expulsado.
En un partido de pierna fuerte, en el que el árbitro intentó mantener el cotejo a rienda corta, Falcón Pérez optó por mostrar una tarjeta amarilla. El VAR tampoco intervino, aunque podría haberlo hecho si consideraba que la jugada ameritaba expulsión. Si bien no fue un fallo grosero y que cambió el resultado final, sí pudo haber influido en el desarrollo del juego, ya que River tenía que jugar casi todo el segundo tiempo con un jugador menos.
Fue la única gran polémica de un partido en el que no hubo errores arbitrales determinantes. Falcón Pérez sí estuvo cambiante con el criterio para las tarjetas amarillas, dejando pasar algunas faltas fuertes de Cristian Lema y sí sacando tarjetas en otras infracciones menos violentas, como a Cristian Medina. Pero un aprobado en líneas generales. Aunque a Riquelme no le gustó.