Boca es uno de los clubes más grandes, no solo de Argentina o Sudamérica, sino de todo el mundo. Muchos futbolistas internacionales mostraron su deseo de jugar en Boca o al menos estar en la mítica Bombonera. Pero no solo se trata de jugadores de fútbol. Este martes, una estrella mundial de otro deporte sorprendió al aparecer en la cancha de Boca.
Se trata de Carlos Alcaraz, el número 2 del ranking mundial de tenis y gran estrella joven del deporte de la raqueta. El español es el campeón defensor y primer favorito del Argentina Open, el ATP 250 de Buenos Aires que se disputa esta semana en la capital argentina. Y antes de su debut en el certamen, se dio una vuelta por la cancha de Boca para pasar un rato.
«Chicos, en La Bombonera con un matecito», dijo a pura sonrisa Alcaraz en un video publicado en redes sociales por Boca. El murciano es un gran fanático del fútbol. Aunque nunca habló de su predilección por algún equipo argentino, sí es sabido su fanatismo por el Real Madrid. Estuvo en la final de la Champions ganada hace dos años por el Merengue y suele ver los partidos en el Bernabéu cuando puede.
Alcaraz es la nueva gran estrella del tenis tras la generación de los tres grandes: Rafa Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic. Carlitos se consagró en 2022 ganando el US Open y erigiéndose en el número 1 más joven de la historia entre los hombres. El año pasado, dio otro salto al ganarle a Djokovic la final de Wimbledon, conquistando su segundo Grand Slam. Y este año busca su segundo trofeo en Buenos Aires tras un traspié en el Abierto de Australia, donde perdió en cuartos de final.
Curiosamente, Alcaraz se suma a los otros grandes tenistas en sus visitas a La Bombonera. Roger Federer estuvo en una ocasión jugando al fútbol-tenis con Juan Martín del Potro y también se tomó una foto con Juan Román Riquelme con una camiseta del Xeneize. Mientras que Nadal y Djokovic llegaron a patear penales en la Bombonera como parte de un evento de exhibición promocional. Y el serbio, que había insinuado su simpatía por San Lorenzo por el Papa Francisco, se fue silbado por los hinchas.