La demanda de combustibles en la Argentina experimentó una disminución interanual del 1,8% en febrero 2024, alcanzando la cifra de 1.870 millones de litros vendidos. Este descenso se atribuye principalmente a los efectos de la recesión económica y la consiguiente disminución en el consumo. Sin embargo, el Estado nacional aumentó la recaudación en impuestos un 15,3% más.
De acuerdo al informe de la Confederación Argentina de Trabajadores y Empleados Hidrocarburos, Energía y Combustibles (CATHEDA), el impuesto aplicado a los combustibles registró un incremento significativo, alcanzando los $ 50.503 millones. Esta cifra representa un aumento del 15,3% en comparación con el mismo período del año anterior.
Este aumento en la recaudación de impuestos refleja la capacidad del Estado nacional para obtener ingresos fiscales a pesar de la caída en la demanda de combustibles. Estos recursos son fundamentales para financiar parte de la Coparticipación Federal, las cajas previsionales provinciales y de Anses y el Tesoro nacional.
¿Qué es el impuesto a los combustibles líquidos que descongeló el Gobierno de Milei?
En la Argentina, los combustibles líquidos están sujetos a dos impuestos importantes: el Impuesto sobre los Combustibles Líquidos (ICL) y el Impuesto al Dióxido de Carbono (IDC). Estos impuestos se calculan utilizando montos fijos en pesos por cada litro de combustible vendido.
Un estudio realizado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) ofrece una visión detallada de la estructura tributaria que rodea los precios de la nafta en el país. Según este análisis, los impuestos representan una parte considerable del precio final al consumidor, equivalente al 38% del costo total.
Estos impuestos incluyen el Impuesto al Valor Agregado (IVA), que constituye el 21% del precio final al consumidor, el Impuesto sobre los Combustibles Líquidos (ICL) con un 12,7%, el Impuesto al Dióxido de Carbono (IDC) con un 8%, Ingresos Brutos (IIBB) con un 3%, y el Impuesto sobre Débitos y Créditos Bancarios (impuesto al cheque) con un 1%.
Por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires, los impuestos sobre el consumo de combustible representan un 38,5% adicional al precio neto.