Abrió su corazón y dio detalles realmente muy fuertes. Y es que Flavio Mendoza tuvo una charla muy sentida con Pía Shaw para La Nación. En medio del ciclo de entrevistas que lleva adelante la periodista de espectáculos, el artista contó parte de su historia de vida.
Cuando le preguntaron por sus padres, contó el peor momento que atravesaron. «Se fundieron y perdieron todo. Fue muy difícil para mí. En mi adolescencia, en Nogoyá, yo no me sentía bien porque era sapo de otro pozo en el pueblo. Me acuerdo que un día a la hora de la siesta me acosté en el asfalto y dije: ‘Dios mío, por favor que venga un platillo volador y me saque de acá’. Tenía creo que 14 años», comentó.
«Creo que estuve como diez minutos ahí tirado y como no pasó nada, me levanté y me fui. Pedía a Dios, al universo, a todos, que me ayuden a buscar otro camino porque sentía que yo no pertenecía ahí. Siempre fui inquieto, no era de los que me quedaba conforme con estudiar y ya está. Yo estudiaba, pero quería hacer otra cosa. Y aparece Michael Jackson en mi vida y fue él el que a mí me cambió. Dije: ‘Yo quiero bailar’ y empecé por ese lado», aseveró.
«Después mi hermana Adriana trabaja con Porcel y ella fue la que también me despertó toda esta cosa del teatro. Creo que hoy estoy donde estoy por el circo porque me hizo ser diferente a los bailarines. Ahí empecé a darle bolilla a la acrobacia, lo que yo tenía en mi cuerpo que no lo explotaba, y así empecé como a verme un poco diferente si no hubiera quedado como un bailarín más», comentó Flavio Mendoza.
Fue allí cuando habló de su padre y se refirió al hecho de que su padre no pudo verlo triunfar. «Papá no pudo. Cuando falleció, él estaba de casero en una casa en la Boca y se levantaba muy temprano para ir a trabajar de sereno a una fábrica, así que no pudo verme. Yo soy muy culposo y siempre me quedó eso de que cuando él falleció se estaba por ir a Tucumán, porque tengo una hermana que vive allá e iban a poner una forrajera en la montaña, en Tafi del Valle. Era su ilusión y no pudo», confirmó con dolor.
«A él no le gustaba Buenos Aires, era muy de pueblo y ese lugarcito en la montaña para él era como ideal y no pudo llegar. Mamá sí fue, pero después ya empezó con problemas de salud y yo me la traje. Gracias a Dios ahí ya empecé a trabajar y pude darle un montón de cosas porque viste que dicen ‘lo económico no te cambia’ bueno sí, te ayuda un montón», sentenció Flavio Mendoza.