(Por Carolina Mena Saravia para El Intransigente).- Hoy es el Día del Prosecco. Festejemos la idea de hablar del prosecco, un vino elegante, oriundo de Italia, con un nombre muy conocido, aunque quizá no sea aquel del que más se habla, ya que el chianti se lleva los laureles en este sentido.
Fresco y ligero, el prosecco se cultiva en el noreste de Italia, en lo que conocemos como región del Véneto y Friuli Venezia Giulia. El Véneto es una de las zonas más ricas de Italia y sorprende con la variedad de sus paisajes, que reúne montañas como los Alpes, donde resaltan las Dolomitas, con sus espejos de agua y sus vistas de ensueño. Al sur el río Po, “Padus Fluvius”, como lo llamaba el historiador y geógrafo romano Pomponio Mela, con su larga historia mencionada por Hesíodo en su Teogonía.
Si de rica historia hablamos, Italia asoma su cabeza como una de las naciones líderes en la materia. Italia tiene historia, Italia es historia. Basta caminar por las calles de Roma, Florencia, Venecia y Nápoles para comprobar esta afirmación. El prosecco puede ufanarse de nacer en una región poderosa en belleza y pujante como es la región del Véneto.
Prosecco, a secas
Prosecco se pronuncia de la misma forma en italiano y en castellano. Está elaborado con la cepa conocida con el nombre de “glera”. Se trata de un vino espumante, conocido por sus notas frutales y florales. Las burbujas del prosecco se caracterizan por su delicadeza, ya que se usa el método Martinotti o Charmat, conocido porque la segunda fermentación se realiza en tanques de acero, a diferencia del champagne que la realiza en la misma botella.
La subregión de Conegliano-Valdobbiadene, en Véneto, y en algunas partes de Friuli Venezia Giulia es la zona de mayor producción del prosecco, dado que los valles que encierran sus colinas hacen las veces de nido y protección para el cultivo de la uva glera, una cepa poco conocida para la mayoría. Los suelos están muy bien drenados y el sol juega un papel fundamental en la calidad.
Cepa glera, características y ventajas
Hablemos de la cepa glera. Es originaria del noroeste de Italia, de la región del Véneto, cultivada allí desde hace muchos siglos. Es una uva blanca, elegante. Antes se la conocía como cepa prosecco, pero en términos del seguimiento de normativas de la denominación de origen del prosecco, comenzó a ser llamada con el nombre de glera.
Esta cepa nos da vinos con aromas frutales, frescos, con notas a cítricos, manzana verde, pera y durazno. En algunas ocasiones, dependiendo del suelo, puede ofrecer notas florales, en especial las blancas.
La acidez también juega un papel fundamental en la redondez del vino, que al ser ligeros y de cuerpo medio, se muestran fáciles de tomar y suaves. El nivel de alcohol que tiene oscila entre el 11 y 12,5%.
Si de denominación de origen se trata
Ahora toca el turno a la tan mentada de denominación de origen. La glera es la cepa predominante en la Prosecco DOC (Denominación de Origen Controlada) y la de superior rango, Prosecco Superiore DOCG (Denominación de Origen Controlada y Garantizada).
¿Cuál es la zona que produce el mejor prosecco? Conegliano y Vladobbiadene se llevan las palmas. Conegliano queda a 50 km hacia el norte de Venecia. Es famoso por ser la cuna del Prosecco Superiore DOCG, el de calidad superior. Las pendientes de sus colinas no son elevadas, permitiendo el cultivo de la glera, corazón del famoso espumante. Sus vinos son muy frescos, en boca, y en nariz resaltan las notas a frutas, como manzana verde y pera, y florales.
La zona de Valdobbiadene se encuentra a 30 km de Conegliano. Las montañas son la característica principal del paisaje. Al estar los viñedos en zonas más altas y de difícil acceso en algunos casos, presenta más desafíos y el sabor de la glera es diferente, de por sí, le confiere una mayor intensidad.
Los fanáticos de la saga del legendario James Bond, recuerdan que, aunque fanático del martini y del champagne, en una de las novelas de Ian Fleming, “De Rusia con amor”, el seductor agente secreto 007 degusta una copa de prosecco en un tren, con su característico “allure”.
Andy Warhol, el artista pop estadounidense, también engrosa la lista de admiradores porque, aunque consumía altas dosis de champán, en sus fiestas en la Fábrica, “su” lugar, solía incluir prosecco. Manifestaba que era de su entero gusto y de esa forma reforzaba los lazos que tenía con Italia.
Otro embajador importante del prosecco es el futbolista Cristiano Ronaldo, que, conocido por su alto perfil, en varias oportunidades manifestó su gusto por el espumante, incluyéndolo en las celebraciones privadas en su mansión, lo que demuestra que, como espumante, no tiene nada que envidiarle al rey champagne.