Connect with us

Hola, qué estás buscando?

VIDA Y ESTILO

Veuve Clicquot y la gran dama del champán, una historia de película

Haciendo honor a su nombre, Veuve Clicquot tiene su propio biopic, basado en la historia de Barbe-Nicole Ponsardin, la gran dama de la bebida.

Veuve Clicquot
Thomas Napper

(Por Carolina Mena Saravia para El Intransigente).- Las grandes historias de amor comienzan con un champán. Haciendo honor a su nombre, Veuve Clicquot tiene su propio biopic, basado en la historia de Barbe-Nicole Ponsardin, la gran dama de la bebida que conquistó el corazón del mundo entero.

Modas son modas, por eso, en un mundo donde reina lo visual, todo personaje importante que se precie tiene hoy su propia historia plasmada en una cinta. Veuve Clicquot no se quedó atrás, y la crónica de lucha e innovación de Barbe-Nicole Ponsardin, su propietaria, quedó grabada a fuego, traspasando las fronteras de Francia. Esta es una de las ventajas del cine, plataformas de “streaming” incluidas, que nos ponen el mundo al alcance de la mano.

Barbe-Nicole Ponsardin

La gran dama del champán

Ese es el mote al que se hizo acreedora Barbe-Nicole Ponsardin por una larga historia de coraje al asumir la dirección de la casa Clicquot cuando murió su marido. Transcurrría el año 1722, cuando Philippe Clicquot-Muiron fundó la bodega en Francia, a 130 kilómetros de París, en la localidad Reims. Un sitio signado por la historia de Occidente, sede de numerosos acontecimientos importantes, como el bautismo del primer rey de los francos en el año 496, Flavio Clodoveo I, hecho que marcó significativamente la historia de Francia. Fue el primer rey merovingio, y el obispo de Reims, Remigio, posteriormente canonizado, artífice de su conversión, lo bautizó posteriormente en la catedral gótica de Nuestra Señora de Reims, auténtica joya francesa.

La historia es historia, y con esa vara se midió también la tradición vitivinícola de la zona, especialmente en lo que concierne a la región de Champaña, “región de Champagne”, cuna de los espumantes más antiguos y cotizados del mundo, donde la viuda de Clicquot contribuyó grandemente a la industria con la invención de modernos métodos para mejorar la producción de aquel caprichoso vino blanco que danzaba al compás de las burbujas.

La casa Clicquot comenzó produciendo y comercializando vino. Al tiempo incursionó en el ámbito del champán bajo la dirección de su fundador Philippe Clicquot, dando paso oportunamente a la segunda generación, su hijo François Clicquot, que se casó con la heroína de nuestra historia.

Barbe tenía 21 años e iniciaba una nueva vida en su Reims natal. Una cómoda existencia le sonreía desde niña, pues sus padres, Ponce Jean Nicolas Philippe Ponsardin y Jeanne Josephe Marie-Clémentine Letertre-Huart, gozaban de una excelente posición económica y social. Él pertenecía al mundo textil y político, con el tiempo obtuvo el título nobiliario de barón y fue designado alcalde de la ciudad por Napoleón Bonaparte.

Poco duró la dicha en la vida de Barbe, pues a seis años de contraer matrimonio, su marido murió, dejando su empresa y una hija, Clementine, al cuidado de su mujer. Veintisiete años tenía Barbe y seis su hija, pero este infortunio no aniquiló su valor. El hecho de ser mujer y aceptar el desafío de dirigir su propia empresa dio sus frutos a su debido tiempo. Nada sin sacrificios, así fue la existencia de Barbe, por ello el champán Clicquot sería recordado por siempre con su nombre, ya que “veuve” en francés quiere decir ‘viuda’.

Veuve Clicquot

Un cometa que marcó el destino

El año 1811 sería recordado como un periodo de cosecha excepcional de vino, y Barbe-Nicole no dejó pasar la oportunidad. En ese mismo lapso de tiempo irrumpió en el cielo el Gran Cometa, un fenómeno astronómico de magnitud, que, al brillar de tal manera, hacía posible su visión aun en pleno día. Solamente su diámetro era de 30 a 40 kilómetros, llegando a alcanzar un tamaño mayor que el Sol si se tenían en cuenta las partes que integraban el núcleo del fenómeno.

Sirva esta exhaustiva descripción para graficar la enorme importancia que tuvo el cometa no solo en ese memorable 1811, sino en los años subsiguientes. Atenta a estos acontecimientos y a la excelencia de la vendimia de ese año, Barbe-Nicole decidió crear una añada especial que evocara al cometa. Una excelente decisión de “marketing”, una auténtica intuitiva, ya que el cometa quedó ligado a la excelencia de la casa, dando lugar a la etiqueta dorada con que aún hoy se conoce a Veuve Clicquot.

Las innovaciones de la Viuda del Cometa

Así nació la leyenda de la “Viuda del Cometa” como se la llamó. Las técnicas y mejoras que la viuda de Clicquot incorporó a la fabricación del champán se usan hasta nuestros días: el trasiego y el degüello.

El trasiego, “remuage” en francés, consiste en rotar las botellas inclinadas buscando que los sedimentos del líquido se asienten en el cuello de la botella. De esta forma se efectúa una clarificación eficiente, transformando el champán en una bebida más clara, límpida. Es necesario tener en cuenta que para realizar esta práctica se debe contar con un soporte especial. El degüello es el procedimiento que sigue, en el que se eliminan las impurezas. Se efectúa el congelamiento del cuello de la botella, expulsándose así el tapón congelado arrastrando las sedimentaciones.

¿Cuál es la fórmula imbatible de Veuve Clicquot? Tres cepas conforman el corazón del champán: chardonnay, con sus típicas notas florales y cítiricas; pinot meunier, con su aporte de fruta y suavidad, y pinot noir, que le otorga cuerpo.

La oferta es amplia, con botellas y etiquetas diferentes, eso sí, cada una con un estilo particular. Tenemos Veuve Clicquot Etiqueta Amarilla, es el champán tradicional, el brut emblema de la casa, con las tres cepas características. También están Veuve Cicquot La Grande Dame, con mayor elegancia, elaborado con uvas de viñedos grand cru, es el ícono de la marca; Veuve Clicquot Demi-Sec, con notas más frutales que Veuve Clicquot brut; Veuve Clicquot Vintage, con uvas de una sola cosecha, y Veuve Clicquot Rosé, con el trío de cepas característico y notas frutales que otorgan gran complejidad, indicando que la evolución del champán puede abarcar distintas instancias.

La viuda de Clicquot dejó este mundo un 29 de julio de 1866, en Boursault, en la región de Champaña-Ardenas, no sin antes construir un castillo que legó a su nieta. Su vida es de película, y la biopic que tuvo recientemente su estreno oficial es una muestra que hace justicia a la dama fuerte del mundo del champán. Por algo Napoleón Bonaparte era un fan absoluto del espumante. “¡Champagne! En la victoria lo mereces, en la derrota lo necesitas”, sentenciaba, al tiempo que el corcho abandonaba la botella con su característico sonido.