En septiembre, los precios de los alimentos en la Argentina continuaron mostrando una gran diferencia entre lo que pagan los consumidores y lo que reciben los productores. Los productos agroalimentarios, como frutas, verduras y carne, se pagaron 3,4 veces más caros en las góndolas que en el campo. Esto afecta directamente el bolsillo de los argentinos, que ven cómo los precios se multiplican desde el origen hasta el momento de la compra.
A pesar de que la inflación general fue del 3,5% en septiembre, el costo de los agroalimentos refleja un aumento mucho mayor, especialmente en los productos perecederos, que dependen de varios factores como el clima, los costos de transporte y los impuestos locales. Los datos fueron recopilados en un informe de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
Los productores de limón son los más afectados
El estudio de CAME también destaca que la diferencia de precios no es uniforme. Por ejemplo, los productores de pollo recibieron el 49% del precio final que pagó el consumidor, mientras que los productores de limón solo recibieron el 6,9%. Esto muestra que algunos sectores agrícolas están más afectados que otros por los márgenes de ganancia que se acumulan en la cadena de distribución.
Este problema se agrava por las dificultades económicas que enfrentan los argentinos. Muchos productores han tenido que reducir sus precios o aceptar menores márgenes de ganancia debido a la baja demanda. La situación es especialmente crítica en algunos productos que, al ser perecederos, no pueden esperar para ser vendidos, lo que obliga a los productores y comerciantes a resignar ganancias para evitar pérdidas mayores.
A pesar de esto, algunos productos han tenido una caída en su precio final. Según el informe, los precios de frutas y verduras disminuyeron un 6% en las góndolas respecto al mes anterior, gracias a un aumento en la oferta. Sin embargo, otros productos como los cítricos, especialmente el limón y la mandarina, siguen enfrentando problemas debido a factores climáticos adversos que redujeron la producción.
El informe subraya que la participación del productor en el precio final cayó un 20,1% en septiembre, lo que significa que, aunque los consumidores paguen más, los productores reciben una parte cada vez menor de ese dinero. Esto afecta especialmente a los pequeños y medianos productores, que luchan por cubrir sus costos en medio de una economía cada vez más complicada.