Una delegación del Ministerio de Economía de la Argentina viajó a Washington para reunirse con representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI), con una agenda cargada que incluye la novena revisión del programa de Facilidades Extendidas y la posible apertura de un nuevo acuerdo financiero. Sin embargo, las expectativas de resultados concretos se mantienen bajas.
El gobierno argentino y el FMI han optado por mantener un perfil bajo respecto a estas negociaciones. «Son charlas informales», señalaron fuentes del Palacio de Hacienda a la agencia NA, sin brindar detalles sobre los funcionarios involucrados ni los temas específicos que se tratarán en las reuniones.
La novena revisión del acuerdo vigente es clave, ya que su aprobación liberaría un desembolso de aproximadamente 1.000 millones de dólares. Aunque semanas atrás se confirmó la aprobación conjunta de la octava y novena revisiones, la vocera del FMI, Julie Kozack, en su última declaración pública, solo mencionó avances en la octava revisión, dejando dudas sobre el progreso de la siguiente.
El FMI mira con atención las reservas del Banco Central de la Argentina
El tiempo apremia. Para que el desembolso se concrete antes de fin de año, es necesario el visto bueno del staff técnico del FMI y la posterior aprobación del Directorio. Según fuentes cercanas al organismo, el mayor obstáculo podría estar en las reservas internacionales, un punto crítico del programa vigente.
Además, las negociaciones incluyen un posible nuevo acuerdo que permita acceder a fondos frescos destinados a acelerar la salida del cepo cambiario. Este escenario podría ser clave para fortalecer la posición económica de cara a 2025, pero enfrenta resistencia por parte del FMI, que considera inadecuado el tipo de cambio actual.
A pesar de las fotografías sonrientes y los gestos de reconocimiento mutuo que suelen acompañar estos encuentros, las conversaciones parecen estancarse cuando se trata de resultados concretos. Según analistas, las diferencias entre ambas partes reflejan tensiones sobre las condiciones del acuerdo y las metas económicas impuestas.
El gobierno enfrenta una compleja encrucijada: cerrar las negociaciones para obtener financiamiento clave o posponer definiciones críticas que podrían tener un impacto en la economía argentina en los próximos meses. Por ahora, el desenlace sigue siendo incierto.
