Una evaluación reciente realizada por la Oficina de Investigación Independiente (IOI) del Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó que no hubo evidencias de presiones externas en la concesión del préstamo de 44.000 millones de dólares a la Argentina en 2018, el mayor en la historia del organismo. Sin embargo, el reporte encontró problemas significativos en el diseño e implementación de las políticas relacionadas con el acuerdo, dejando la posibilidad de repago de la deuda en una “zona gris”.
El informe, presentado la semana pasada al directorio ejecutivo del FMI, evaluó varios casos de préstamos de acceso excepcional otorgados en las últimas décadas, incluyendo el de Argentina, así como los de Egipto y Ecuador en 2020. Según el reporte, el préstamo a la Argentina fue otorgado en un contexto complejo, con opiniones divididas sobre el diagnóstico de los problemas y las políticas para abordarlos.
Entre los hallazgos positivos, se valoró que la política de acceso excepcional permitió un enfoque sistemático y crítico para elaborar documentos programáticos que identificaran claramente los riesgos. Sin embargo, el informe también criticó que la evaluación positiva del cumplimiento de los criterios para acceder al préstamo pudo haber generado una falsa sensación de seguridad, socavando la credibilidad del Fondo.
Ausencia de presiones externas
El reporte rechazó las afirmaciones de que el personal técnico y el directorio del FMI se adaptaron a presiones externas para recomendar un acuerdo que no cumplía con los criterios establecidos. En su momento, se especuló que el gobierno de Donald Trump había ejercido influencia para facilitar el préstamo en apoyo al entonces presidente Mauricio Macri. Sin embargo, la IOI descartó esta posibilidad tras una revisión detallada de los procedimientos.
Lecciones y críticas generales al FMI
El caso argentino reveló varias deficiencias en las políticas de acceso excepcional, que permiten a los países recibir financiación muy superior a su cuota habitual en el FMI. El informe subrayó que los criterios de sostenibilidad de la deuda son confusos y demasiado sensibles a las suposiciones, lo que puede dañar la reputación del organismo. Además, cuestionó la falta de un marco analítico sólido para evaluar las perspectivas de acceso a los mercados y la viabilidad de los programas, especialmente en contextos de polarización política o ciclos electorales. También señaló un sesgo optimista en las evaluaciones técnicas, que puede erosionar la credibilidad de los programas.
El reporte también sugirió actualizar y mejorar el calendario y el contenido de los procedimientos de consulta con el Directorio del FMI, así como la eficacia e independencia de las evaluaciones ex post. Señaló que es necesario integrar mejor las políticas de Facilidades Extendidas con la gestión de riesgos institucional del Fondo para evitar percepciones de falta de imparcialidad y mejorar la rendición de cuentas.
Propuestas de mejora
Entre las recomendaciones principales para mejorar las políticas de acceso excepcional, se destacó la importancia de revisar los límites establecidos para los préstamos de este tipo. También se enfatizó la necesidad de diseñar programas más sólidos que incluyan mayores salvaguardas y se pidió eliminar lagunas técnicas en la evaluación y supervisión de los acuerdos. Además, se planteó la importancia de adoptar medidas para reducir riesgos y fortalecer los mecanismos de rendición de cuentas y aprendizaje. Finalmente, el informe subrayó la importancia de reforzar la coherencia entre las políticas de acceso excepcional y la gestión de riesgos institucionales del Fondo.
Un informe en un momento clave
La publicación del reporte llega en un contexto en el que el Gobierno de Javier Milei busca un nuevo acuerdo con el FMI para obtener más desembolsos, fortalecer sus reservas y avanzar en la eliminación del cepo cambiario. Las recomendaciones de la IOI podrían influir en el enfoque del organismo en futuros programas con Argentina y otros países.
El análisis del caso argentino ilustra no solo los desafíos de los programas de financiamiento excepcionales, sino también las tensiones inherentes al equilibrio entre el apoyo financiero y la sostenibilidad económica a largo plazo.