El Fondo Monetario Internacional FMI proyecta que la economía argentina crecerá un 5% anual en 2025 y 2026, ubicándose como una de las cuatro economías de mayor crecimiento global en ese período. Solo será superada por India (13,4%), Filipinas (12,7%) e Indonesia (10,4%), según el reporte actualizado del «Panorama Económico Mundial». Este avance acumulado del 10,25% en dos años representa una oportunidad destacada para el país en el plano internacional.
Sin embargo, la historia reciente cuenta otra realidad: en 2024, Argentina fue la economía que más se contrajo entre 30 países seleccionados, con una caída del 2,8% del PBI, que se sumó al retroceso del 1,6% en 2023. Esta recuperación proyectada, aunque alentadora, ocurre tras años de estancamiento económico.
El largo camino hacia la recuperación
A pesar del crecimiento esperado, el FMI advierte que Argentina recién superará claramente los niveles del PBI de 2022 al cierre de 2026. Esto implica que, aunque el país se recupere, su economía continuará por debajo del nivel alcanzado en 2021, cuando la actividad repuntó tras la caída causada por los confinamientos pandémicos.
Este lento proceso de recuperación subraya los desafíos estructurales que enfrenta Argentina, como una inflación persistente, desequilibrios macroeconómicos y la necesidad de mayor inversión extranjera. Aunque los datos del FMI marcan una luz al final del túnel, la estabilidad económica sigue siendo una meta lejana.
Comparaciones regionales: Argentina y el triángulo de crecimiento
En contraste con sus vecinos latinoamericanos, Argentina ha tenido un desempeño dispar en las últimas tres décadas. Mientras economías como Brasil y México lograron una mayor estabilidad, el país se convirtió en el «peor de la clase» en términos de crecimiento sostenido.
El FMI proyecta que el «triángulo del crecimiento sustentable» –compuesto por inversión, productividad y comercio internacional– es clave para garantizar un crecimiento prolongado. En este sentido, Argentina aún debe superar retos estructurales que han obstaculizado su progreso económico.
El desafío de sostener el crecimiento
Si bien las cifras proyectadas por el FMI son alentadoras, el crecimiento por sí solo no asegura una mejora en los indicadores sociales ni en la calidad de vida. El desafío para Argentina será consolidar este impulso en un modelo de desarrollo inclusivo, que permita reducir las brechas sociales y económicas.
En conclusión, las proyecciones del Fondo colocan a la economía argentina en un lugar destacado, pero no exento de riesgos. El verdadero desafío será mantener un crecimiento sostenido que permita al país dejar atrás la volatilidad de años recientes y construir una base económica sólida para el futuro.