El Gobierno nacional inició 2025 sin descanso. Siguiendo el pedido expreso del presidente Javier Milei, los ministros mantuvieron un ritmo constante de ajustes y reformas económicas para consolidar los cambios impulsados desde el 10 de diciembre de 2023. La meta principal: estabilizar las finanzas públicas, sanear el balance del Banco Central (BCRA) y reorganizar las partidas presupuestarias, mientras el Presupuesto 2025 aún espera tratamiento en el Congreso.
Entre los avances más destacados se encuentra la reducción de la volatilidad cambiaria, el control inflacionario y una mejora gradual en el consumo de los sectores medios y altos. Sin embargo, los desafíos estructurales persisten, en especial por el saldo negativo de las reservas netas del BCRA.
Inflación bajo control, pero no ganada
En una entrevista con Infobae, la economista Marina Dal Poggetto, directora ejecutiva de la consultora Eco Go, destacó los avances logrados en materia inflacionaria. “2024 cerró con una inflación del 118%, significativamente menor al 211% de 2023. En el último trimestre, la tasa anualizada fue del 37%, contrastando con el 452% del mismo período del año previo”, explicó.
Dal Poggetto atribuyó esta desaceleración al uso del tipo de cambio como ancla semiestable, con un crawl (devaluación gradual) limitado al 2% mensual y tarifas reajustadas. Sin embargo, advirtió que las reservas del BCRA continúan siendo negativas en USD 9.400 millones, lo que refleja la fragilidad del esquema. “El ancla sigue siendo el tipo de cambio y una tasa de interés muy positiva en dólares. Sin reservas, no hay milagros”, subrayó.
El papel del cepo y el riesgo de las reformas incompletas
Según la especialista, el cepo cambiario ha sido clave para coordinar la estabilidad macroeconómica, pero también genera distorsiones profundas. “El esquema cambiario actual facilita transferencias de ingresos y favorece el carry trade, multiplicando los pesos en dólares. Sin embargo, no hay un cambio en la productividad sistémica que compense estas inequidades”, explicó.
Dal Poggetto señaló que el Gobierno enfrenta una paradoja: mientras impulsa reformas estructurales, el atraso cambiario afecta a sectores productivos como la agricultura y la construcción, que enfrentan costos internos elevados y una presión impositiva insostenible.
Logros y desafíos en 2024
El año pasado se destacó por la consolidación fiscal, con una caída del gasto público al 30% del PBI, desde el 41,5% registrado en 2015. El resultado primario pasó de un déficit del 2,7% del PBI en 2023 a un superávit del 1,8%. Sin embargo, Dal Poggetto advirtió que este ajuste no es sostenible en el tiempo. “Gran parte del recorte se basó en la licuación de ingresos y el freno a la obra pública, lo que genera problemas estructurales a largo plazo”, explicó.
Además, resaltó que la sociedad ha mostrado una tolerancia inesperada al ajuste. “Una parte importante de la población parece dispuesta a que, por una vez, las cosas salgan bien. Pero el costo del ajuste lo paga la sociedad, no la ‘casta’, como se prometió en campaña”, afirmó.
Perspectivas para 2025
Dal Poggetto proyecta un crecimiento económico del 5% para este año, impulsado por sectores dinámicos como la energía y la minería. Sin embargo, advirtió que el Gobierno enfrenta un desafío crítico: acumular reservas. “El BCRA necesita recapitalizarse para sostener un esquema menos dependiente del cepo. Sin reservas propias, el riesgo de retrocesos es alto”, explicó.
En cuanto a la inflación, la economista prevé que podría caer al 1,5% mensual para el segundo semestre de 2025, siempre que se mantengan las actuales políticas fiscales y monetarias. No obstante, alertó sobre los riesgos asociados a la dependencia del cepo y la rigidez cambiaria en un contexto global incierto.
Estabilidad con incertidumbre
Para Dal Poggetto, el plan económico de Milei ha logrado avances significativos en la estabilización macroeconómica, pero enfrenta límites estructurales. “La consolidación fiscal y el control de la inflación son logros importantes, pero no se han construido los pilares necesarios para una estabilidad sostenible a largo plazo. Sin reservas, cualquier turbulencia podría desestabilizar el esquema”, concluyó.