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LOTERIAS

La incidencia de los sectores populares en las apuestas online

Se trata de un fenómeno que no deja de llamar la atención y que se manifiesta con elocuencia acerca del saldo entre las aspiraciones y las imposibilidades que padece la clase media.

Apuestas online

El director del trabajo de investigación Apostar no es un juego (2024), Martín Romeo, revela que los sectores medios bajos, también llamados populares, destinan a las apuestas online, en términos de cantidad de dinero, casi el triple de la media.

El informe en cuestión se elaboró en base a 7810 encuestas en todo el país. Asimismo, señala que jóvenes entre 15 y 29 años son quienes más apuestan y pertenecen a aquel estrato, destinando mensualmente unos 48.261 pesos a casinos online o apuestas deportivas.

El hecho llama aún más la atención al tratarse de un monto que contrasta radicalmente por situarse muy por encima del promedio general de 16.769 pesos por mes. Asimismo, se aleja notoriamente del promedio tanto de los sectores medio alto y alto, alrededor de 25.893 pesos, como de los sectores pobres, quienes destinarían una media de 8.843 pesos.

Conviene explicitar que aquello que el estudio entiende por sector medio bajo alude a aquella población juvenil que habita en hogares cuyos ingresos apenas se sitúan por arriba de la línea de pobreza, pero que, no obstante, no llegan a duplicarla.

Según agrega Romeo, “son jóvenes que viven en familias que se encuentran en un riesgo inminente de pobreza. Además de tener ingresos bajos, esos ingresos pueden corresponder a changas o trabajos eventuales. Por eso, cualquier movimiento, como un aumento de precios brusco o que se les caiga un trabajo, puede exponerlos a una situación de mayor vulnerabilidad”.

Las conclusiones e hipótesis del informe

De ese modo, la hipótesis principal que plantea la investigación supone que los sectores populares de la población argentina precisamente pretenden compensar mediante las apuestas online aquellos ingresos laborales que les resultan insuficientes. En tal sentido, agrega Romeo: “no es que apuestan porque no tienen nada que hacer”. Aún más, la tasa de actividad de aquel estrato social se ubica por encima del promedio, mientras que la tasa de desocupación es la mitad de la media.

Por otro lado, Romeo señala que por intermedio de las apuestas, la juventud aspira a poder comprar algo que por la vía de su trabajo, o el de sus padres, no podría. Así, por ejemplo, si quisieran comprarse un par de zapatillas u otros objetos, cualesquiera, que les resultase imposible considerando solamente sus ingresos laborales, o el dinero que les dan sus padres, apuestan con la idea de que de ese modo sí podrían adquirirlo.

Apostar no es un juego es el producto de un proyecto de investigación de interés social, sin fines de lucro, cuyo equipo de investigadores estuvo conformado por profesionales de las Universidades Nacionales de Buenos Aires, Hurlingham y Lomas de Zamora. Asimismo, contó con la asistencia de una serie de instituciones, tales como escuelas y clubes, que pusieron a circular un cuestionario de carácter virtual, autoadministrado, voluntario y espontáneo. Respondieron a ese cuestionario una cantidad de 7810 jóvenes de entre 15 y 29 años a lo largo de las 24 provincias del país.