Según un informe reciente de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), más del 90% de la recaudación tributaria nacional de 2025 estará concentrada en seis impuestos principales. Este dato destaca una estructura tributaria que ha mantenido esta alta concentración durante las últimas dos décadas, con pocas variaciones debido a factores económicos o legislativos. El resto de los 27 impuestos nacionales representarán apenas el 6,9% del total recaudado. El ministro de Economía, Luis Caputo, planea eliminar una gran parte de estos.
El informe explica que, tomando como referencia las proyecciones del proyecto de Ley de Presupuesto 2025, los impuestos nacionales alcanzarán un total equivalente al 17,7% del PIB. Este porcentaje se distribuye entre un total de 34 tributos, aunque suelen agruparse en 23, debido a que algunos engloban varias bases imponibles. Por ejemplo, el apartado de Internos Coparticipados incluye once impuestos diferentes, mientras que el rubro Combustibles combina el impuesto a los combustibles líquidos y el impuesto al dióxido de carbono.
Principales impuestos: un panorama concentrado
Entre los tributos que encabezan la lista, el IVA (39,7% de la recaudación total) y el Impuesto a las Ganancias (28,6%) se llevan más de dos tercios del total proyectado para 2025. Les siguen el Impuesto a los Créditos y Débitos (9,3%), los Derechos de Exportación (8,1%), el Impuesto sobre los Combustibles Líquidos y al Dióxido de Carbono (4,1%) y los Derechos de Importación (3,3%). Estos seis impuestos, en conjunto, constituyen el grueso de los ingresos tributarios nacionales.
El análisis de la OPC destaca que esta concentración no es un fenómeno reciente, sino que ha sido una constante en la estructura tributaria desde 2004. En este período, el IVA se mantuvo como el principal generador de ingresos, seguido por el Impuesto a las Ganancias. Otros tributos, como el de Créditos y Débitos y los Derechos de Exportación, han fluctuado en su participación dependiendo de las condiciones económicas y las modificaciones legislativas.
Cambios legislativos y su impacto
En el último año, algunos tributos fueron eliminados, como el Impuesto a la Transferencia de Inmuebles y el Impuesto PAIS, cuya vigencia finalizó en diciembre de 2024. Estas modificaciones han reducido el número total de impuestos, aunque el impacto en la recaudación general ha sido mínimo debido al bajo peso relativo de estos tributos en comparación con los seis principales.
Coparticipación y asignaciones específicas
Una característica clave de la estructura tributaria argentina es la distribución de los ingresos recaudados. El IVA, completamente coparticipable, y el Impuesto a las Ganancias, coparticipable en un 89%, forman el núcleo de la masa coparticipable, que representa aproximadamente el 70% de la recaudación de los seis grandes impuestos. Por el contrario, los ingresos de los demás tributos tienen asignaciones específicas, como el caso del IVA, que destina un 11% al financiamiento del sistema de seguridad social.
El informe también señala que algunos impuestos como los Internos Coparticipados y el Impuesto a las Ganancias son 100% coparticipados, mientras que otros tienen distribuciones más restringidas. Este esquema genera diferencias significativas en cómo se asignan los recursos fiscales, impactando directamente en la distribución de fondos entre las provincias y el gobierno central.
La concentración tributaria en perspectiva histórica
El peso de los seis impuestos principales ha sido una constante, salvo excepciones puntuales como el régimen de regularización de activos en 2016, la pandemia de COVID-19 en 2020 y la ampliación del Impuesto PAIS en 2023. Estos eventos generaron distorsiones temporales en la estructura recaudatoria, aunque no alteraron la tendencia general.
Este panorama resalta la importancia de los seis grandes tributos como pilares del sistema fiscal argentino. Sin embargo, también pone de manifiesto la necesidad de evaluar el impacto de esta alta concentración en términos de equidad y eficiencia tributaria, especialmente en un contexto económico marcado por la inflación y los desafíos de sostenibilidad fiscal.
