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VIDA Y ESTILO

Vino torrontés: maridajes y recetas para pasar el verano

El vino torrontés, cruce natural entre la moscatel de Alejandría y la criolla chica, se mimetizó con el Valle Calchaquí

Vino torrontés

El vino torrontés y el verano parecen ser una pareja perfecta. El turismo en los Valles Calchaquíes hace ya tiempo que dejó de ser invernal. Sí, es cierto que el invierno es la temporada con mayor afluencia de turismo, pero también es cierto que el verano va ganando agenda en aquellos que prefieren sol, ríos, montañas y buena gastronomía.

El vino torrontés se mimetizó con el Valle Calchaquí. La cepa que lleva el mismo nombre que el vino nace del cruce natural entre la moscatel de Alejandría y la criolla chica. La altura es uno de los factores fundamentales que contribuye a lograr la excelencia en la expresión que esta cepa adquiere en el norte argentino

Los viñedos de altura trepan hasta alcanzar los 1700 y 3000 metros sobre el nivel del mar. Acompañados de un clima extremo, tiene la particularidad de presentar días soleados, noches muy frescas, lo que significa una gran amplitud térmica, y los suelos son pobres en materia orgánica, aunque abundantes en minerales, esenciales para la fortaleza y el carácter de sus vinos.

Cuando hablamos de la conjunción de estas características, sabemos que estamos en presencia de vinos con un excelente perfil aromático, acá el terruño adquiere características especiales que hace de sus vinos una marca registrada del lugar. Este es el caso del Valle Calchaquí, donde la excelencia está al alcance de la copa.

Vino torrontés

Aromas característicos del vino torrontés

El vino torrontés del Valle Calchaquí se caracteriza por su aroma a flores blancas como jazmín y azahar, con notas de frutas tropicales que van desde el ananá, mango, durazno en sus múltiples versiones y lichi, esa fruta originaria de China, cada vez más cultivada en regiones tropicales, que tiene un sabor exótico, una combinación de uvas, rosas con un toque cítrico.

Eso y mucho más es el vino torrontés. Por eso tiene su club de fanáticos que hace ya tiempo traspasó la frontera del Valle Calchaquí, para introducir la marca en el mundo entero, especialmente en Europa y América del Norte, un verdadero embajador de Argentina.

La cepa torrontés comenzó a cultivarse en el norte de Argentina a fines del siglo XIX, principios del siglo XX, con la llegada de la inmigración masiva al país, en consonancia con el auge de la vitivinicultura y el aporte que los inmigrantes hicieron en materia de viticultura y técnicas de vinificación.

El Valle Calchaquí, con referentes como Cafayate en Salta y Hualfín en Catamarca, son puntos clave, dos zonas privilegiadas que justifican con creces la fama que el torrontés adquirió en el mundo. En la primera tenemos El Esteco Blend de Extremos, que presenta notas de frutos tropicales y flores de naranjo, delicados cítricos. En Hualfín, la Bodega Federico Mena Saravia presenta su Viña Centenaria Torrontés, un vino de altura que ya es marca registrada de esta zona del Valle Calchaquí, y se encuentra entre los preferidos de la Península escandinava y Noruega.

Recetas con marca registrada

El maridaje que primero nos viene a la mente es torrontés y empanadas salteñas, un mix que no falla. Cocinadas al horno de barro o fritas en grasa, este manjar ofrece el plato por excelencia del valle, haciendo de él un manjar que no tiene estación.

Los jugos que lleva en su relleno la empanada encuentran en esta cepa una perfecta proporción, resaltada también por las especias típicas de la zona como el pimentón y el comino. Generalmente se presentan con una típica salsa de tomate aderezada con ají, y en algunas zonas acostumbran servirlas con limón para resaltar la acidez del vino torrontés.

Las humitas son una excelente opción. Con la llegada del mes de febrero y la proximidad de la Cuaresma, emerge la producción de maíz, materia prima esencial de la humita, en chala o cocinada en olla, con un toque de queso de vaca fresco, brindan untuosidad y textura cremosa a este plato que es un clásico de fines de la temporada estival, ideal para el torrontés y sus aromas florales.

Para los fanáticos de los dulces también hay opciones. ¿Por qué no animarse a un helado de cayote con infusión de torrontés y miel de caña? Toda una delicia con auténticos productos de los valles, una mezcla de innovación y tradición.

En cuanto a los tragos, el torrontés presenta una versatilidad que invita a la mezcla que dará lugar a sabores nuevos. Atreverse a un spritz de la cepa, con soda y licor de durazno y hielo, es una combinación tentadora que por sí sola es sinónimo de verano.

Esta estación y el torrontés de los Valles Calchaquíes ya son un clásico que se afianza año a año. La vendimia es el momento ideal para celebrar, el encuentro con el fruto de la tierra, coronar un año de producción, anhelos y sueños.