Los notables y refinados ejemplares de Ferrari Trento son la prueba cabal de que los vinos espumantes italianos no se agotan en el Prosecco. Con una textura envolvente, los vinos de Ferrari Trento presentan burbujas finas pero persistentes. Aromáticamente hablando, son ricos en frutos del huerto que se mezclan de manera armoniosa con suaves notas florales y pan brioche con manteca, tal vez con un invitante toque de cítricos o mazapán. Tal descripción para ser propia (y exclusiva) de los vinos procedentes de Champagne; sin embargo, ese no es el caso.
En 1936, Champagne se convirtió en la primera región vinícola del mundo designada de manera específica para utilizar el método clásico (o como dicen los franceses, Méthode Champenoise) para producir vino espumante. Tal designación se mantuvo en soledad hasta el año 1993. Fue entonces cuando el mundo reconoció una segunda región en razón de su notable producción de vinos espumantes mediante el empleo del método clásico. Tal región no fue otra que Trento DOC en Trentino, Italia y la designación se le concedió a Ferrari Trento.
En qué consiste el método clásico
Esta fórmula de renombre consiste en dejar que el vino continúe fermentando en botella durante un período de tiempo, que puede variar de meses a años. Durante este tiempo, las botellas se tapan con tapas de corona para resistir la presión que se acumula en su interior. Por otro lado, las botellas también están inclinadas hacia abajo, de modo que las levaduras acaban por asentarse en la zona del cuello. Una vez que se considera que el vino está listo, las botellas se mantienen en esta posición con las levaduras en el cuello.
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Mediante una serie de procesos diferentes, el cuello de la botella se sumerge en una solución congelante, que se limita a afectar apenas unos pocos centímetros del vino, puntualmente en el segmento del cuello que contiene la levadura. Posteriormente, con las levaduras encapsuladas en un pequeño tapón de hielo, la botella recién puede ubicarse en posición vertical sin que la levadura se arremoline en el vino. Luego se procede a retirar la tapa corona y, a medida que el hielo comienza a derretirse ligeramente, la presión del gas en el interior expulsará el tapón.
Finalmente, el enólogo puede completar el vino con el mismo mosto o bien darle una dosis de vino con un poco de azúcar con la finalidad de aumentar la fermentación o añadir dulzor. Lo que es importante saber sobre el Méthode Champenoise es que las burbujas en el vino espumante se producen naturalmente mientras el vino continúa fermentándose en la botella y nunca por algún método de carbonatación que consista en agregar dióxido de carbono bajo presión.
Ferrari fuera de la Fórmula 1
Si existe una representación mental generalizada de la Fórmula 1, especialmente entre aquellos que no son aficionados, es la del triunfador investido en laureles descorchando una botella de vino espumante gigante y rociando con ella a su equipo. Este lanzamiento de espuma entre los integrantes del podio supone una de las celebraciones más antiguas y arquetípicas que tiene la máxima categoría al término de un Grand Prix. Se trata, en efecto de una tradición que comenzó en el inicio de la competencia en 1950.
La primera vez que se recurrió al vino espumante en un podio fue en el marco del GP de Francia 1950, durante la penúltima fecha de aquella primera edición de la F1. En ese contexto, el argentino Juan Manuel Fangio consiguió el primer lugar, por encima del italiano Luigi Fagioli y del Príncipe Bira de Siam (territorio que en la actualidad corresponde con Tailandia). En aquella ocasión, la marca utilizada fue Moët & Chandon, por lo que se trataba de un Champagne propiamente dicho.
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Sucede que, en el año 2021, la compañía italiana Trento Ferrari (que a pesar de la homonimia, nada tiene que ver con la escudería del Cavallino Rampante) se convirtió en el proveedor de la bebida oficial para las celebraciones en grandes premios de Fórmula 1, como parte de un acuerdo de tres años entre la marca de vino y el campeonato. No obstante, la Fórmula 1 anunció oficialmente el retorno de Moët & Chandon como sponsor y proveedor oficial del vino espumante para la temporada 2025. Es así que la F1 y LVMH, la empresa dueña de la marca de vinos francesa, acordaron una asociación que tendrá la duración de una década por un valor de mil millones de dólares.