Aunque el Gobierno logró avanzar con la aprobación del DNU en el Congreso, el acuerdo técnico con el Fondo Monetario Internacional (FMI) todavía no está cerrado. La falta de definiciones clave en la negociación generó incertidumbre en los mercados y una caída de reservas por más de 1.100 millones de dólares en la última semana.
La negociación con el staff técnico del FMI, encabezado por Luis Cubeddu, mantiene tres ejes abiertos que demoran la firma final. El primero es la modificación del esquema cambiario. El Fondo insiste en que el Gobierno abandone el crawling peg y pase a un sistema de flotación. Además, quiere que la medida sea implementada como “acción prioritaria” al momento del primer desembolso. Desde el equipo económico, Luis Caputo resiste: pide tiempo y niega una devaluación inmediata.
La segunda cuestión sin definir es el monto total del acuerdo. Mientras el FMI propone un desembolso adicional de 4.000 millones de dólares, Argentina reclama hasta 11.000 millones de libre disponibilidad para reforzar reservas y estabilizar el mercado cambiario.
El tercer punto en discusión es la modalidad de los desembolsos. Aún no está claro cómo se otorgará el financiamiento ni en qué tramos, lo que también complica la hoja de ruta oficial para los próximos meses.
Un borrador todavía en redacción
A pesar de los anuncios optimistas desde el oficialismo, el borrador final del acuerdo todavía no habría sido completado en su redacción. Sin ese documento técnico, el directorio del FMI no puede evaluar ni avanzar en el proceso formal de aprobación, que suele demorar al menos tres semanas. Hasta que no se resuelvan las diferencias mencionadas, el texto seguirá en suspenso.
Presión cambiaria y señales contradictorias
En medio de la falta de definiciones, el Banco Central (BCRA) volvió a intervenir en el mercado cambiario. Solo el miércoles vendió otros 77 millones de dólares, en un contexto donde los exportadores no liquidan divisas, los importadores desarman posiciones y el “carry trade” comienza a desactivarse. La volatilidad también se vio reflejada en los mercados financieros, con una semana de tensión que ni el aval del Congreso logró disipar.
Caputo, por su parte, intentó llevar calma, pero sus declaraciones y las de su equipo generaron más dudas que certezas. En sus presentaciones públicas, Pablo Quirno y José Daza no lograron aclarar los términos del acuerdo, lo que aumentó la desconfianza entre operadores financieros y empresarios.
Internas, presión y expectativa
En paralelo a la negociación con el FMI, el Gobierno enfrenta tensiones internas. Aunque Javier Milei respalda a Caputo, se registraron cruces con el titular del BCRA, Santiago Bausili, por el manejo de la política monetaria. Desde el FMI, Gita Gopinath y Rodrigo Valdés siguen de cerca estas diferencias como parte de la evaluación integral del acuerdo.
El Presidente espera poder anunciar el entendimiento definitivo en abril. Para ello, prepara su agenda y analiza intervenir directamente en el tramo final de la negociación si las trabas persisten. Mientras tanto, el mercado se mantiene en pausa, a la espera de definiciones concretas sobre el nuevo programa financiero.
