Las declaraciones del presidente Javier Milei sobre el fin del esquema temporal de baja en las retenciones generaron una inmediata y contundente reacción en el campo. Mientras avanza la cosecha de soja y maíz, el mandatario confirmó que a partir de julio las alícuotas volverán a los niveles previos, lo que desde las entidades rurales se interpretó como un retroceso en la previsibilidad fiscal que necesita el sector.
«Avísenle al campo que si tienen que liquidar, liquiden ahora, porque en junio les vuelven las retenciones», dijo Milei en declaraciones radiales, dejando en claro que la reducción que rige hasta el 30 de junio no será prorrogada. La medida alcanza de lleno a los productos agrícolas clave, en un contexto en el que las ventas están notablemente retrasadas respecto a campañas anteriores.
Críticas desde Coninagro y Carbap
Lucas Magnano, presidente de Coninagro, expresó su desconcierto por el anuncio: «Estamos sorprendidos. No esperábamos esa medida sobre las retenciones en este momento». El dirigente reclamó previsibilidad para el sector y cuestionó la falta de una comunicación oficial previa. «Insistimos en que el productor necesita políticas a largo plazo», advirtió.
Desde Carbap, Ignacio Kovarsky fue más duro: «Los dichos del Presidente nos hacen acordar a otras épocas de la política que pensábamos que habían quedado atrás». Calificó como una amenaza la frase de Milei y sostuvo que, si bien se había anunciado que la baja era transitoria, el sector tenía la expectativa de que se tornara permanente o al menos se avanzara hacia una reducción gradual.
Suben todas las alícuotas desde julio
Con el nuevo esquema que comenzará a regir a partir del 1° de julio, las retenciones para la soja subirán del 26% al 33%, mientras que sus derivados —harina y aceite— pasarán del 24,5% al 31%. Para el trigo, maíz, sorgo y cebada, la alícuota irá del 9,5% al 12%, y en el caso del girasol se incrementará de 5,5% a 7%.
Kovarsky advirtió que sin una baja sostenida de los derechos de exportación, la producción agropecuaria perderá competitividad. «Lo único que garantiza esta política es que en 2026 haya menos dólares del campo, porque la producción va a caer», dijo. Y consideró que se trata de una pésima señal para quienes están planificando la siembra de trigo.
Ventas lentas y dudas por el futuro
Las cifras oficiales marcan una fuerte desaceleración en la comercialización de granos. Según datos actualizados al 2 de abril, apenas se vendió el 18,9% de las 49,6 millones de toneladas de soja que se proyectan para esta campaña. En igual fecha de ciclos anteriores, las ventas eran sensiblemente mayores: 22,5% en 2023/24, 28,5% en 2022/23 y 28,9% en 2021/22. Además, aún quedan sin comercializar 11 millones de toneladas de la campaña pasada.
El panorama es similar para el maíz. Solo se vendió el 23,8% de las 49 millones de toneladas estimadas, frente al 32,4% del año pasado, 26,3% en 2022/23 y 41,3% en la campaña 2021/22.
Reclamos legislativos y falta de certidumbre
El malestar del campo también se hizo sentir en el Congreso. La semana pasada, en la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados, hubo un reclamo unánime de las entidades del agro para eliminar las retenciones. Se debatieron doce proyectos presentados por diferentes bloques que podrían derivar en un dictamen conjunto, aunque aún sin fecha definida para su tratamiento en el recinto.
En un momento donde el Gobierno busca consolidar su respaldo con el agro, el mensaje presidencial generó un cortocircuito inesperado. Los productores piden claridad, previsibilidad y reglas de largo plazo, mientras crecen las dudas sobre la recuperación del sector para los próximos años.